lunes, 31 de diciembre de 2018

Nuevo año...




Previsión para Dragones en el 2019. Hex 27, 

...llega el tiempo de las Mandíbulas. Acéptalo. No tengas miedo. Mandíbula significa alimentarse. Mandíbulas significa modificar la fuente de alimentación.

Mandíbulas, Yi: fauces, boca; fuente de alimentación; aceptar, tragar, digerir; dar de comer, sustentar, alimentar, apoyar, criar; lo que sale y entra de la boca. El ideograma muestra una boca abierta.

Mandíbulas. Pronóstico: el camino está abierto.
Observas las mandíbulas.
Buscas el origen
de lo que realmente llena la boca.

La manera de encarar la situación es ser consciente de dónde y cómo te alimentas y alimentas a los demás.

Considera seriamente y con profundidad qué es lo que alimenta a la gente y qué lo que te alimenta a ti. Piensa acerca de lo que das y de lo que pides. Busca la fuente de lo que entra y lo que sale de la boca, porque ahí está la respuesta a tu pregunta.


"Dios surge en el signo de Lo Suscitativo." Cuando con la primavera se agitan nuevamente las energías vitales, vuelven a engendrarse todas las cosas "Él consuma en el signo del Aquietamiento." Así, a comienzos de la primavera, cuando las semillas caen hacia la tierra, todas las cosas se tornan cabales. Esto da la imagen de La Nutrición expresada en el movimiento y la quietud. El noble toma esto por modelo en lo relativo a la alimentación y al cultivo del carácter. Las palabras son un movimiento que va desde adentro hacia afuera. El comer y el beber son el movimiento que va desde afuera hacia adentro. Las dos modalidades del movimiento han de moderarse mediante la quietud, el silencio. Así el silencio hace que las palabras que salen de la boca no sobrepasen la justa medida y que tampoco sobrepase la justa medida el alimento que entra por la boca. De este modo se cultiva, el carácter.



lunes, 24 de diciembre de 2018

Navidad




Desde antes de mi recuerdo de la Tradicional Festividad, siempre sentí un vago recelo en la época navideña, una amargura en mis labios. He aquí algo muy hermoso pero no del todo auténtico, algo universalmente aceptado y respetado, pero que sin embargo me inspiraba una secreta desconfianza.

Y ahora que llega la cuarta Navidad en tiempo de guerra, no puedo quitarme esa amargura que siento en la boca. Ciertamente voy a celebrar la Navidad, porque tengo hijos y no los voy a privar de la celebración; pero la festejaré con el mismo espíritu con que lo hacemos con los prisioneros de guerra, como un gesto oficial, una concesión a lo tradicional, una brizna de sentimentalismo. Durante los tres años pasados hemos tratado a estos infortunados prisioneros de guerra como endurecidos criminales, y ahora les entregamos unos paquetes y cajas bonitas con recortes de ramitas verdes. Esto es conmovedor y a veces yo mismo me siento afectado. Imagino la sensación del prisionero que recibe un pequeño regalo, la nube de recuerdos que vienen a su mente al ver la ramita verde. Sin embargo, en el fondo esto también es sentimentalismo.

Todo el año mantenemos a los prisioneros confinados, aunque no han hecho nada sino dejarse sorprender por el enemigo, y luego en Navidad visitamos a estos cientos de miles o millones de prisioneros con tiernos obsequios y les recordamos la fiesta del amor. Ésta es la forma en que tratamos a nuestros hijos. Una vez al año los invitamos a participar en la legendaria festividad del amor divino; durante una noche, bajo el árbol de Navidad nos manifestamos atentos y amorosos con ellos, mientras que todo el resto del año los tenemos sujetos y a raya.

Cuando un prisionero de guerra me arroja a la cara el regalo de Navidad que le llevo y pisotea la ramita verde, tiene toda la razón de hacerlo. Y cuando nuestros hijos no están del todo capacitados para creer en nuestra emoción, en nuestra beatitud en presencia del divino Infante, y nos consideran un poco hipócritas y ridículos, también ellos tienen razón. Con excepción de unas cuantas gentes sinceramente religiosas, nuestras Navidades han sido desde hace tiempo simples gestos sentimentales. O peor aún, una oportunidad para hacer campañas publicitarias, un campo para empresas deshonestas, para fabricar licores.

¿Por qué? Porque para todos nosotros, la Navidad, la festividad del amor infantil, ha cesado de ser la expresión de un sentimiento sincero. Se ha convertido en todo lo contrario, en un sustituto del sentimiento, en una pobre imitación. Una vez al año nos comportamos como si diéramos gran importancia a los sentimientos nobles, como si nos alegráramos al gastar dinero por la festividad. En realidad, nuestra emotividad pasajera ante la belleza de tales sentimientos puede ser muy intensa; mientras más grande y genuina, mayor grado de sentimentalismo. Esto último representa nuestra actitud típica hacia la Navidad y hacia otras ocasiones aisladas en las que los vestigios cristianos todavía entran en nuestras vidas. Nuestro sentimiento en esas ocasiones es: ¡La idea del amor es algo magnífico! ¡Cuán verdadero es que sólo el amor nos puede redimir! ¡Y qué lástima que por nuestras circunstancias se nos permita el lujo de este noble sentimiento solamente una vez al año, porque nuestros negocios y otras preocupaciones de importancia nos apartan de la celebración durante todo el resto del año! Esta sensación tiene todos los visos del sentimentalismo. Porque es sentimental consolarnos con manifestaciones internas que no tomamos en serio al grado de hacer sacrificios por ellas y llevarlas a la práctica.


Cuando los sacerdotes y la gente piadosa se queja porque la fe se ha perdido en el mundo y la felicidad con ella, tienen razón. Nuestra actitud hacia todos los valores genuinamente humanos es más bárbara y falta de sensibilidad de todo aquello que el mundo ha visto durante siglos. Esto es patente en nuestra actitud religiosa, hacia el arte y en nuestro propio arte. Porque la opinión, tan ampliamente esparcida, que la Europa moderna se ha elevado a una altura sin precedente en el arte, o en la «cultura», también es una invención de nuestros cultos filistinos.

El hombre «culto» de hoy en día asume una actitud característica hacia las enseñanzas de Jesús: durante todo el año no les concede la menor atención, pero en la noche de Navidad se deja llevar por una vaga y melancólica memoria infantil, y se mece en un mar de sentimientos piadosos y mansos una o dos veces al año, por ejemplo, cuando escucha la Pasión según San Mateo y se inclina humildemente al mundo secreto y poderoso, pero inquietante, que ha olvidado hace mucho tiempo.

Todo el mundo lo reconoce, todos lo saben, y todos saben también que esto es muy triste. Se nos dice que los sucesos políticos y económicos son los culpables o el Estado o el militarismo, etc., etc. Porque hay que culpar a algo. Ninguna nación «quería la guerra», así como ningún país quería el día de catorce horas de trabajo, la escasez de habitaciones o el alto índice de la mortalidad infantil.

Antes de celebrar otra Navidad, antes de tratar otra vez de aplacar nuestro eterno y genuino anhelo a base de un sentimiento masivo de imitación, debemos enfrentarnos a nuestra desgraciada situación. Ninguna idea o principio es culpable por nuestra desdicha, por la nulidad, vulgaridad y vacío de nuestras vidas, por la guerra, el hambre y todo lo demás que es maligno y deprimente; nosotros somos los culpables. Y es solamente a través de nosotros mismos, a base de nuestra perspicacia y voluntad, que se puede lograr el cambio.

No importa que volvamos a las enseñanzas de Jesucristo y las volvamos a adoptar, o que busquemos otras formas. Por la forma en que afectan las enseñanzas de Jesús, de Lao-Tzu, de los Vedas y de Goethe, todas llegan a lo íntimo del corazón humano. No hay sino una sola doctrina. Una sola religión. Hay sólo una felicidad. Existen miles de formas, miles de heraldos, pero hay solamente una voz. La voz de Dios no viene del Sinaí, la voz no viene de la Biblia. La esencia del amor, belleza y santidad no reside en el cristianismo o en la antigüedad, o en Goethe o Tolstói, reside en nosotros, en cada uno de nosotros. Ésta es la eterna y única doctrina, una sola verdad eterna. Es la doctrina del «Reino de los Cielos» que llevamos en lo íntimo de nuestro ser.

¡Encended las velas del árbol de Navidad para los niños! ¡Dejadlos que canten villancicos! ¡Pero no os engañéis, no os conforméis, año tras año, con el mezquino, patético sentimiento que manifestáis al celebrar las festividades! ¡Exigid algo más de vosotros mismos! El amor y el gozo y esa cosa misteriosa que llamamos «felicidad» no está aquí ni allá, está solamente dentro de nosotros mismos.

Hermann Hesse - Diciembre de 1917



domingo, 23 de diciembre de 2018

Esperar lo inesperado




“Si uno no lo espera, no podrá encontrar lo inesperado; no puede ser rastreado y ningun camino nos lleva hacia él.”

Heraclito


Leído en:
http://hermanocerdo.com/2012/03/como-construir-un-universo-que-no-se-derrumbe-en-dos-dias/

Absoluta verdad




“Aun si un hombre tiene la oportunidad de decir la absoluta verdad, él no la sabrá; todas las cosas están envueltas en apariencias” 

Xenofanes


Leído en:
http://hermanocerdo.com/2012/03/como-construir-un-universo-que-no-se-derrumbe-en-dos-dias/

viernes, 21 de diciembre de 2018

Error...




Mi error, sin embargo, debía ser el camino de una verdad: pues sólo cuando me equivoco salgo de lo que conozco y de lo que entiendo. Si la "verdad" fuese aquello que puedo entender, terminaría siendo sólo una verdad pequeña, de mi tamaño.

Clarice Lispector



domingo, 16 de diciembre de 2018

Atman




El discípulo fue a visitar a su Maestro para preguntarle qué era el Atman? El Maestro le respondió:
-Es todo.

El discípulo insistió:
-¿Es entonces el elefante del Maharajá?

-Sí -dijo el Maestro-; el Atman eres tú, pero también lo es el elefante del Maharajá.

El discípulo partió muy contento. En su camino se encontró con el elefante del Maharajá. No se apartó de su ruta, pensando: 'Si yo soy el Atman y el elefante también lo es, me reconocerá'. Aun cuando el conductor del elefante le gritó para que se apartase, él no lo hizo y el elefante le dio un golpe con su trompa arrojándole a varios metros de distancia. 
Todo magullado fue a presentarse al día siguiente a su Maestro para decirle:
-Tu me afirmaste que elefante y yo éramos el Atman, y mira lo que me ha hecho.

El Maestro, sin perder la calma, le preguntó:
-¿Y qué te dijo el conductor del elefante?

-Que me hiciera a un lado -respondió el discípulo.

-Debiste hacer eso -dijo el Maestro-, pues el guía del elefante también es el Atman...



La Vida




“La vida te desilusiona para que dejes de vivir de ilusiones y veas la realidad. La vida te destruye todo lo superfluo, hasta que queda solo lo importante. La vida no te deja en paz, para que dejes de pelearte y aceptes todo lo que “Es”. La vida te retira lo que tienes, hasta que dejas de quejarte y agradeces. La vida te envía personas conflictivas para que sanes y dejes de reflejar afuera lo que tienes adentro.
La vida deja que te caigas una y otra vez, hasta que te decides a aprender la lección. La vida te saca del camino y te presenta encrucijadas, hasta que dejas de querer controlar y fluyes como rio. La vida te pone enemigos en el camino, hasta que dejas de “reaccionar”. La vida te asusta y sobresalta todas las veces que sean necesarias, hasta que pierdes el miedo y recobras tu fe. 
La vida te quita el amor verdadero, no te lo concede ni permite, hasta que dejas de intentar comprarlo con baratijas. 
La vida te aleja de las personas que amas, hasta que comprendes que no somos este cuerpo, sino el alma que él contiene. La vida se ríe de ti tantas veces, hasta que dejas de tomarte todo tan en serio y te ríes de ti mismo. La vida te rompe y te quiebra en tantas partes como sean necesarias para que por allí penetre la luz. 
La vida te enfrenta con rebeldes, hasta que dejas de tratar de controlar. La vida te repite el mismo mensaje, incluso con gritos y bofetadas, hasta que por fin escuchas. La vida te envía rayos y tormentas, para que despiertes. La vida te humilla y derrota una y otra vez hasta que decides dejar morir tu EGO. La vida te niega los bienes y la grandeza hasta que dejas de querer bienes y grandeza y comienzas a servir. La vida te corta las alas y te poda las raíces, hasta que no necesitas ni alas ni raíces, sino solo desaparecer en las formas y volar desde el Ser. La vida te niega los milagros, hasta que comprendes que todo es un milagro. La vida te acorta el tiempo, para que te apures en aprender a vivir. La vida te ridiculiza hasta que te vuelves nada, hasta que te haces nadie, y así te conviertes en todo. 
La vida no te da lo que quieres, sino lo que necesitas para evolucionar. La vida te lastima, te hiere, te atormenta, hasta que dejas tus caprichos y berrinches y agradeces respirar. La vida te oculta los tesoros, hasta que emprendes el viaje, hasta que sales a buscarlos.La vida te niega a Dios, hasta que lo ves en todos y en todo.La vida te acorta, te poda, te quita, te rompe, te desilusiona, te agrieta, te rompe … hasta que solo en ti queda AMOR.

Bert Hellinger

Mirilla sin mar




La lucidez es un don y es un castigo, está todo en la palabra, lúcido viene de Lucifer, el arcángel rebelde, el demonio. Pero también se llama Lucifer el lucero del alba, la primera estrella, la más brillante, la última en apagarse. Lúcido viene de Lucifer, y Lucifer viene de Lux y de Fergus que quiere decir el que tiene luz, el que genera luz, el que trae la luz que permite la visión interior, el bien y el mal, todo junto. El placer y el dolor. La lucidez es dolor y el único placer que uno puede conocer, lo único que se parecerá remotamente a la alegría, será el placer de ser consciente de la propia lucidez, el silencio de la comprensión, el silencio del mero estar, en esto se van los años, en esto se fue la bella alegría animal.

Alejandra Pizarnik


viernes, 14 de diciembre de 2018

Me gustaría leer




Me gustaría leer
uno de los poemas
que me arrastraron a la poesía.
No recuerdo ni una sola línea,
ni siquiera sé dónde buscar.
Lo mismo
me ha pasado con el dinero,
las mujeres y las charlas a última hora de la tarde.
Dónde están los poemas
que me alejaron
de todo lo que amaba
para llegar a donde estoy
desnudo con la idea de encontrarte.

Leonard Cohen


El Otro...




El otro que lleva mi nombre
ha comenzado a desconocerme.
Se despierta donde yo me duermo,
me duplica la persuasión de estar ausente,
ocupa mi lugar como si el otro fuera yo,
me copia en las vidrieras que no amo,
me agudiza las cuencas desistidas,
descoloca los signos que nos unen
y visita sin mí las otras versiones de la noche.

Imitando su ejemplo,
ahora empiezo yo a desconocerme.
Tal vez no exista otra manera
de comenzar a conocernos.

Roberto Juarroz



martes, 11 de diciembre de 2018

Quitarse de en medio




La verdadera perfección parece imperfecta,
mas es perfecta en ella misma.
La verdadera plenitud parece vacía,
mas su presencia es plena.

La verdadera rectitud parece torcida.
La verdadera sabiduría parece estupidez.
El verdadero arte parece casual.

El Maestro permite que las cosas sucedan.
Se amolda a los eventos tal cual llegan.
Se quita de en medio
y deja que el Tao hable por sí mismo.


Lao Tse - Tao Te King , Capítulo 45


miércoles, 28 de noviembre de 2018

Los Amigos




Elijo a mis amigos No por la piel u otra característica cualquiera, sino por la pupila, tiene que tener brillo inquisidor y tonalidad inquietante.

A mí no me interesan los buenos de espíritu ni los malos de hábito. Me quedo con aquellos que hacen de mí un loco y un santo. De ellos no quiero respuestas, quiero que me traigan dudas y angustias y aguanten lo peor que hay en mí.

Para eso, únicamente siendo loco quiero los santos, para que no duden de las diferencias, y pidan perdón por las injusticias. Elijo a mis amigos por la cara lavada y el alma expuesta.

No quiero solamente un hombro o un regazo, quiero también su mayor alegría. Amigo que no ríe conmigo no sabe sufrir a mi lado.

Mis amigos son todos así: mitad tontería, mitad inteligencia. No quiero risas previsibles ni llantos piadosos. Quiero amigos confiables, de aquellos que hacen de la realidad su fuente de aprendizaje, pero luchan para que la fantasía no desaparezca.

No quiero amigos adultos ni aburridos, los quiero mitad infancia y mitad vejez! Niños para que no olviden el valor del viento sobre el rostro; y viejos, para que nunca tengan prisa.

Tengo amigos para saber quién soy yo. Pues, viéndolos locos y santos, tontos y serios, niños y viejos, nunca me olvidaré que “normalidad” es una ilusión imbécil y estéril.

Oscar Wilde


martes, 6 de noviembre de 2018

Selfie 3







Cableado Interno




El amor, la pasión, la seducción son sentimientos poderosos, forman parte de nuestro cableado interno para perpetuar la especie, pueden actuar de manera inconsciente.

Palabras de Philip en Un Año con Schopenhauer, de Irvin Yalom




sábado, 3 de noviembre de 2018

Dice...




Dice, que siempre tengo una excusa
Dice, y de provocar, me acusa
Que no ayudo a evitar
La locura que nos lleva a este ritual

Dice, que mejor sería perderse
Dice, en lo gris y ya no verse
Y que todo ese color
Nuestro idioma, todo eso, ya pasó

Oh, casi no vengo hoy
Casi no vengo hoy, y aquí me ves

Dice, que no puedo hacer su vida
Digo, yo no puedo hacer la mía
Dice que esto no es amor
Que es un vicio que devora la razón

Sé que no debería tentarte ni empezar
Sé que no debería buscarte nunca más
Pero aunque quiera olvidarte
Algo me obliga a buscarte, aquí ahora afuera ya estoy

Oh, casi no vengo hoy
Casi no vengo hoy, y aquí me ves

Oh, casi no vengo hoy
Casi no vengo hoy, y aquí me ves

Oh, casi no vengo hoy
Casi no vengo hoy, y aquí me ves

Dice
Dice

Ciro y Los Persas


viernes, 2 de noviembre de 2018

Grandeza




Los reyes dejaron aquí sus coronas y sus cetros, y los héroes, sus armas. Pero los grandes espíritus entre todos ellos, cuyo esplendor les fluía desde dentro, que no lo recibían de cosas externas, ellos llevaban su grandeza consigo.

Arthur Schopenhauer

Visión del mundo




Las bases sólidas de nuestra visión del mundo y, por ende, su poca o mucha profundidad, se forman en los años de la infancia. Más tarde, esa visión se elabora y perfecciona, pero no se modifica esencialmente.

Arthur Schopenhauer

Hay algo más?




¿Qué otra cosa tenemos? ¿Qué otra cosa, como no sea este bendito y milagroso intervalo de ser y de autoconocimiento?

Reflexión de Julius Hertzfeld, en Un Año con Schopenhauer, de Irvin Yalom


jueves, 1 de noviembre de 2018

Detenerse justo un instante antes...




Escribo y borro lo escrito... o lo dejo en un borrador de un original que no va a poder salir hacia donde debe ir. Es una locura, pero es así. En eso pienso... y en las cosas que no van a ninguna parte. Y me lamento, a veces, de que no vayan a ninguna parte. Pero deben las cosas ir a alguna parte? O solo son? O solo suceden? 
Estoy convencido de que el problema es esa esperanza de destino, de meta a alcanzar... si solo pudiera uno detenerse justo antes de empezar a desear dirigir el rumbo, las cosas serían maravillosas... así, porque sí.

domingo, 28 de octubre de 2018

Somos lo Mismo




Debemos ser indulgentes con todos los desatinos, defectos y vicios humanos teniendo en cuenta que lo que tenemos ante nuestros ojos son nuestros propios desatinos, defectos y vicios. Pues son sencillamente los defectos de la humanidad, a la que también pertenecemos y, por consiguiente, todos tenemos los mismos defectos enterrados en nuestro interior. No debemos indignarnos con los demás por estos vicios sólo porque no los vemos actualmente en nosotros…

Arthur Schopenhauer

domingo, 21 de octubre de 2018

Nada es Casualidad




Es el 22 de enero de 1961, en Montagnola,
en la parte italiana de Suiza. Almuerzo
en casa de Hermann Hesse. Afuera cae la
nieve; pero el cielo está claro. Miro a
través de la ventana; luego, a mi plato
de curry; al levantar la vista encuentro,
al otro extremo de la mesa, los ojos
también claros y transparentes de Hesse.

-¡Qué suerte -digo- hallarme hoy almorzando
aquí, con usted!

-Nada sucede casualmente -responde Hesse-,
aquí sólo se encuentran los huéspedes justos;
éste es el Círculo Hermético.

Miguel Serrano - El Círculo Hermético



sábado, 20 de octubre de 2018

sábado, 13 de octubre de 2018

La Rosa de Paracelso

"— ¿En qué otro sitio estamos? ¿Crees que la divinidad puede crear otro sitio que no sea el Paraíso? ¿Crees que la Caída es otra cosa que ignorar que estamos en el Paraíso?"




“…Paracelso se quedó solo. Antes de apagar la lámpara y de sentarse en el fatigado sillón, volcó el tenue puñado de ceniza en la mano cóncava y dijo una palabra en voz baja….”

 En su taller que abarcaba las dos habitaciones del sótano, Paracelso pidió a su Dios, a su indeterminado Dios, a cualquier Dios, que le enviara un discípulo. Atardecía. El escaso fuego de la chimenea arrojaba sombras irregulares. Levantarse para encender la lámpara de hierro era demasiado trabajo. Paracelso, distraído por la fatiga, olvidó su plegaria. La noche había borrado los polvorientos alambiques y el atanor cuando golpearon la puerta. El hombre, soñoliento, se levantó, ascendió la breve escalera de caracol y abrió una de las hojas. Entró un desconocido. También estaba muy cansado. Paracelso le indicó un banco; el otro se sentó y esperó. Durante un tiempo no cambiaron una palabra.

El maestro fue el primero que habló:

– Recuerdo caras del Occidente y caras del Oriente – dijo no sin cierta pompa. No recuerdo la tuya. ¿Quién eres y qué deseas de mí?

– Mi nombre es lo de menos -replicó el otro -. Tres días y tres noches he caminado para entrar en tu casa. Quiero ser tu discípulo. Te traigo todos mis haberes.

Sacó un talego y lo volcó sobre la mesa. Las monedas eran muchas y de oro. Lo hizo con la mano derecha. Paracelso le había dado la espalda para encender la lámpara. Cuando se dio vuelta advirtió que la mano izquierda sostenía una rosa. La rosa lo inquietó.

Se recostó, juntó la punta de los dedos y dijo:

– Me crees capaz de elaborar la piedra que trueca todos los elementos en oro y me ofreces oro. No es oro lo que busco, y si el oro te importa, no serás nunca mi discípulo.

– El oro no me importa- respondió el otro.

– Estas monedas no son más que una parte de mi voluntad de trabajo. Quiero que me enseñes el Arte. Quiero recorrer el camino que conduce a la Piedra.

Paracelso dijo con lentitud:

– El camino es la Piedra. El punto de partida es la Piedra. Si no entiendes estas palabras, no has empezado aún a entender. Cada paso que darás es la meta.

El otro miró con recelo. Dijo con voz distinta:

– Pero… ¿hay una meta?

Paracelso se rió.

– Mis detractores, que no son menos numerosos que estúpidos dicen que no, y me llaman un impostor. No les doy la razón, pero no es imposible que sea un iluso. Sé que “hay” un Camino.

Hubo un silencio, y dijo el otro:

– Estoy listo a recorrerlo contigo, aunque debamos caminar muchos años. Déjame cruzar el desierto. Déjame divisar siquiera de lejos la Tierra Prometida, aunque los astros no me dejen pisarla. Quiero una prueba antes de emprender el camino.

– ¿Cuándo?- preguntó con inquietud Paracelso.

– Ahora mismo – contestó con brusca decisión el discípulo.

Habían empezado hablando en latín; ahora, en alemán. El muchacho elevó en el aire la rosa.

– Es fama -dijo – que puedes quemar una rosa y hacerla resurgir de la ceniza, por obra de tu arte. Déjame ser testigo de ese prodigio. Eso te pido, y te daré después mi vida entera.

– Eres muy crédulo- dijo el maestro-. No he menester de la credulidad; exijo la fe.

El otro insistió.

– Precisamente porque no soy crédulo quiero ver con mis ojos la aniquilación y la resurrección de la Rosa.

Paracelso la había tomado, y al hablar jugaba con ella.

– Eres crédulo – dijo-. ¿Dices que soy capaz de destruirla?

– Nadie es incapaz de destruirla – dijo el discípulo.

– Estás equivocado. ¿Crees, por ventura, que algo puede ser devuelto a la nada? ¿Crees que el primer Adán en el Paraíso pudo haber destruido una sola flor o una brizna de hierba?

– No estamos en el Paraíso – habló tercamente el muchacho; – aquí, bajo la luna, todo es mortal.

Paracelso se había puesto de pie e inquirió:

– ¿En qué otro sitio estamos? ¿Crees que la divinidad puede crear un sitio que no sea el Paraíso? ¿Crees que la Caída es otra cosa que ignorar que estamos en el Paraíso?

– Una rosa puede quemarse- desafió el discípulo.

-Aún queda el fuego en la chimenea. Si arrojamos esta rosa a las brasas, creerías que ha sido consumida y que la ceniza es verdadera. Te digo que la rosa es eterna y que solo su apariencia puede cambiar. Me bastaría una palabra para que la vieras de nuevo.

– ¿Una palabra?- dijo con extrañeza el discípulo-. El atanor está apagado y están llenos de polvos los alambiques. ¿Qué harías para que resurgiera?

Paracelso lo miró con tristeza.

– El atanor está apagado – repitió – y están llenos de polvo los alambiques. En este tramo de mi larga jornada uso de otros instrumentos.

– No me atrevo a preguntar cuáles son – dijo el otro con astucia o con humildad.

– Hablo del que usó la divinidad para crear los cielos y la tierra y el invisible Paraíso en que estamos, y que el pecado original nos oculta. Hablo de la Palabra que nos enseña la ciencia de la Kabalah.

El discípulo dijo con frialdad:

– Te pido la merced de mostrarme la desaparición y aparición de la rosa. No me importa que operes con alquitaras o con el Verbo.

Paracelso reflexionó. Al cabo, dijo:

– Si yo lo hiciera, dirías que se trata de una apariencia impuesta por la magia de tus ojos. El prodigio no te daría la fe que buscas: Deja, pues, la rosa.

El joven lo miró, siempre receloso. El maestro alzó la voz y le dijo:

– Además, ¿quién eres tú para entrar en la casa de un maestro y exigirle un prodigio? ¿Qué has hecho para merecer semejante don?

El otro replicó, tembloroso:

– Ya sé que no he hecho nada. Te pido en nombre de los muchos años que estudiaré a tu sombra que me dejes ver la ceniza y después la rosa. No te pediré nada más. Creeré en el testimonio de mis ojos.

Tomó con brusquedad la rosa encarnada que Paracelso había dejado sobre el pupitre y la arrojó a las llamas. El color se perdió y solo quedó un poco de ceniza.

Durante un instante infinito esperó las palabras y el milagro.

Paracelso no se había inmutado. Dijo con curiosa llaneza:

– Todos los médicos y todos los boticarios de Basilea afirman que soy un embaucador. Quizá están en lo cierto. Ahí está la ceniza que fue la rosa y que no lo será.

El muchacho sintió vergüenza. Paracelso era un charlatán o un mero visionario y él, un intruso, había franqueado su puerta y lo obligaba ahora a confesar que sus famosas artes mágicas eran vanas.

Se arrodilló, y le dijo:

– He obrado imperdonablemente. Me ha faltado la fe, que el Señor exigía de los creyentes. Deja que siga viendo la ceniza. Volveré cuando sea más fuerte y seré tu discípulo, y al cabo del Camino veré la rosa.

Hablaba con genuina pasión, pero esa pasión era la piedad que le inspiraba el viejo maestro, tan venerado, tan agredido, tan insigne y por ende tan hueco. ¿Quién era él, Johannes Grisebach, para descubrir con mano sacrílega que detrás de la máscara no había nadie?

Dejarle las monedas de oro sería una limosna. Las retomó al salir. Paracelso lo acompañó hasta el pie de la escalera y le dijo que en esa casa siempre sería bienvenido. Ambos sabían que no volverían a verse.

Paracelso se quedó solo. Antes de apagar la lámpara y de sentarse en el fatigado sillón, volcó el tenue puñado de ceniza en la mano cóncava y dijo una palabra en voz baja.

Y la rosa resurgió.


Jorge Luis Borges

Leído en
https://www.arsgravis.com/la-rosa-de-paracelso-de-j-l-borges/





viernes, 12 de octubre de 2018

No es Prudente





La lectura de unos comentarios en una entrada sobre Jung, me llevó a buscar un libro que desconocía: El Círculo Hermético. En este libro, su autor, Miguel Serrano, narra sus encuentros con Hermann Hesse y Carl G. Jung. 
Nada más empezar a leer encuentro una frase que siempre me ha gustado, desde que la leí en alguno de los libros de Hesse que me acompañan desde hace décadas, no recuerdo cuál ya, y que Serrano dice que el propio Hesse tenía en la puerta de su casa, en Montagnola. 
Ya la había compartido, pero me encanta tanto, que vuelvo a hacerlo...

"Cuando uno se ha hecho viejo  y ha realizado lo suyo, 
le corresponde poder hacer migas con la muerte en silencio. 
No necesita de los hombres. 
Los conoce, ha visto bastante de ellos. 

Aquello que necesita es silencio. 
No es prudente ir en busca de tal individuo,
hablarle y torturarlo con charla insípida. 
Es aconsejable seguir de largo por la puerta de su casa, 
como si se tratara de la morada de nadie." 

Meng Hsia.


jueves, 11 de octubre de 2018

Como ellos...




Soledad... Yo no creo como ellos creen, no vivo como ellos viven, no amo como ellos aman... Moriré como ellos mueren.

Marguerite Yourcenar

Darse




No darse ya es seguir dándose. Es dar nuestro sacrificio.

Marguerite Yourcenar

Dicen...




Nada tiene sentido si no mezclo en ello mi cuerpo y mi espíritu. No hay aventura si no me comprometo en ella.

Antoine de Saint-Exupèry - Ciudadela

Cartas a una Amiga Inventada




Ya ves que no soy un tipo simpático. Sirvo todo lo más para pilotar en solitario sobre algún recorrido cuanto más lejano mejor.

Antoine de Saint-Exupèry - Cartas a una Amiga Inventada



miércoles, 10 de octubre de 2018

Una Forma de Vivir




Vive

de manera tal

que nunca te avergüences

si se divulga por todo el mundo

lo que haces o dices...

aunque

lo que se divulgue

no sea cierto.



Richard Bach

martes, 9 de octubre de 2018

Fuerzas Básicas




Existen dos fuerzas motivacionales básicas: el miedo y el amor. Cuando tememos nos alejamos de la vida. Cuando estamos enamorados, nos abrimos a todo lo que la vida tiene para ofrecer con pasión, entusiasmo y aceptación.

John Lennon


Depende de ti




Estas solo contigo mismo todo el tiempo, con cualquier cosa que hagas. Tienes que bajar a tu propio Dios en tu propio templo. Todo depende de ti, compañero.

John Lennon

Una Nota Sobre el Budismo Zen




El budismo-zen se “inicia” con esa ficción monumental, en sentido nietzscheano, del encuentro del Bodhidharma con el Emperador de Wu. Se trata de tres actos: en el primero el emperador hace gala de sus obras piadosas, Bodhidharma simplemente dice “ningún mérito”; en el segundo el emperador sorprendido lo interroga a Bodhidharma sobre su comprensión de lo sagrado, éste le responde “Vasto vacío; nada sagrado”; el emperador, que debe haber sido un buen budista, fue abrumado por semejante respuesta y sólo atinó a lanzar su última y vacilante pregunta, “¿Quién eres?”, Bodhidharma respondió no sé. No se trata de que no existan buenas obras, de que no exista nada cerrado, ni de que Bodhidharma no supiera quién era. Se trata de lo absoluto: en lo absoluto no existen cosas buenas o malas, ni sagradas ni profanas, ni Bodhidharma ni no-Bodhidharma. Y en ese punto hay un corte neto con Sócrates, el pensador que en gran medida funda la historia filosófica de Occidente; mientras Sócrates hace de su no-saber un método que le permite fundar un saber (sé que no sé y ése es mi saber), Bodhidharma corta todo discurso, toda dialéctica, y dice ese no sé que abre otro modo del espíritu. Sócrates se abroquela en el hombre, habla como hombre-de-la-razón; Bodhidharma deja caer al hombre y deja hablar al absoluto, sin hablar. Ese es el abismo de la diferencia del budismo con la filosofía y con la religión. El budismo se retira y así “avanzan las diez mil cosas”; la filosofía y la religión avanzan sobre las “diez mil cosas”. La filosofía se enreda en el discurso racional que en realidad no puede hablar de lo que verdaderamente interesa (como diría Wittgenstein); la filosofía, las religiones, institucionalizan humanamente, siempre desde el poder, lo indecible: tanto una como otra buscan dominar el absoluto mediante la puesta en acto de una hipóstasis idolátrica. El budismo abandona al hombre, abandona a Buda (dice: si ves al Buda, mata al Buda... 
...Para la filosofía pensar implica esencialmente alguien que piensa y algo pensado; el pensamiento viene a ser un puente entre un sujeto y un objeto que están separados por un abismo insuperable. Cuando se produce la abrupta apertura (llamada iluminación) lo que cae es el sujeto sustancial y el objeto sustancial, y lo que queda es el puente, un puente sin apoyaturas... 

Recorte arbitrario (o quizás no tan arbitrario) de una nota excelente. 


Oscar del Barco (Ensayo) 
La nota completa en este vínculo: http://www.espaciomurena.com/2801/

Paracaídas




Charles Plumb, era piloto de un bombardero en la guerra de Vietnam. Después de muchas misiones de combate, su avión fue derribado por un misil. El Capitán Plumb se lanzó en paracaídas, fue capturado y pasó seis años en una prisión norvietnamita. A su regreso a Estados Unidos, daba conferencias relatando su odisea, y lo que aprendió en la prisión. Un día estaba en un restaurante y un hombre lo saludó: -"Hola, usted es Charles Plumb, era piloto en Vietnam y lo derribaron, verdad?” -“Y usted, ¿cómo sabe eso?”, le preguntó Plumb. -“Porque yo empacaba su paracaídas. Parece que le funcionó bien, ¿verdad?” Plumb casi se ahogó de sorpresa y con mucha gratitud le respondio: -“Claro que funcionó, si no hubiera funcionado, hoy yo no estaría aquí.” Estando sólo, Plumb no pudo dormir esa noche, meditando: "¿Cuántas veces vi en el portaviones a ese hombre y nunca le dije buenos días, yo era un arrogante piloto y él era un humilde marinero?” Pensó también en las horas que ese marinero pasó en las entrañas del barco enrollando los hilos de seda de cada paracaídas, teniendo en sus manos la vida de alguien que no conocía. Ahora, Plumb comienza sus conferencias preguntándole a su audiencia: "¿Quién empacó hoy tu paracaídas?”. Todos tenemos a alguien cuyo trabajo es importante para que nosotros podamos salir adelante. Uno necesita muchos paracaídas en el día: uno físico, uno emocional, uno mental y uno espiritual. A veces, en los desafíos que la vida nos lanza a diario, perdemos de vista lo que es verdaderamente importante y las personas que nos salvan en el momento oportuno sin que se los pidamos. Dejamos de saludar, de dar las gracias, de felicitar a alguien, o aunque sea, de decir algo amable sólo porque sí. Hoy, esta semana, este año, cada día, trata de darte cuenta quién empaca tu paracaídas, y agradécelo. Aunque no tengas nada importante que decir, envíale este mensaje a quien o a quienes alguna vez lo hicieron. Y también mándaselo a quienes todavía no lo han hecho. Las personas a tu alrededor notarán ese gesto, y te lo devolverán empacando tu paracaídas con ese mismo afecto. Todos necesitamos de todos, por eso demuéstrales tu agradecimiento. A veces las cosas más importantes de la vida sólo requieren de acciones sencillas. Sólo una llamada, una sonrisa, un gracias... Has sido muy generoso conmigo, por eso te digo: Gracias por empacar mi paracaídas.



domingo, 7 de octubre de 2018

Misterio




"- Todo saldrá bien. 
- ¿Cómo? 
- No lo se, es un misterio."

Shakespeare Apasionado


De cierto modo, nada puede salir mal. No hay manera. El Tao es aquello de lo que nada puede escapar, dijo Lao Tse en su clásico milenario, y dio en el centro de una verdad descomunal. Solo nuestras expectativas pueden verse defraudadas, puede parecernos que las cosas se tuercen sin acompañar tal o cual forma prevista por nuestra mente o nuestros sentimientos... pero nada puede salir mal, todo sigue su curso. La tarea sería intentar acompañar ese curso, copiar lo más fielmente posible sus curvas y contra-curvas, y así, evitar sufrir. Puede pensarse en el sufrimiento como un sensor de cuánto estamos desviándonos del camino? Quizás...

sábado, 6 de octubre de 2018

Corazón




El corazón de las personas es como un pozo muy profundo. Nadie sabe lo que hay en el fondo. Sólo podemos imaginárnoslo mirando la forma de las cosas que, de vez en cuando, suben a la superficie.

Murakami

Me gusta esto. Hay quienes se han impuesto la tarea de sacar a la superficie todo lo que su propio pozo tiene en el oscuro fondo... pero lo que puede sacarse pareciera no tener límites!. 
Los hechos que vivimos, cada historia, son el recipiente con el que pescar algo de esa profundidad y tratar de sacarlo a la luz. 
Qué es primero, el recipiente o lo que debo pescar? Elijo el recipiente para ese ejemplar especial que debe ser pescado?; o, por el contrario, saco del fondo aquello que puede introducirse en los recipientes unidos a mi cuerda? Puede eso invisible en el fondo del pozo, de alguna manera misteriosa, influir mi elección del recipiente? Incluso sin que que yo sepa que estoy siendo influenciado? En otras palabras, puede el pez elegir al pescador?
Se pueden pensar estas tonterías sin costo alguno?

Borroso




No necesito que alguien me comprenda. No es verdaderamente importante, para mí, encontrar alguien que me entienda. Aún así, permanentemente intento explicarme frente a un espejo... como una forma de contarme a mí mismo quien soy, como si me importara más saber cómo vivo que solamente vivir. El proceso de ser absolutamente consciente de mi vida es más importante que el mero hecho de vivir, que el hecho de ser vivido...

Platos Rotos




"Pero lo que ya ha sucedido es igual que un plato roto en mil pedazos. Por muy esfor­zadamente que lo intentes, ya no podrás devolverlo a su estado original."

Murakami

Nunca más de aquel modo, las cosas no van hacia atrás, lo que vuelva no será nunca una vuelta, será una nueva forma, algo totalmente nuevo. Pero al mismo tiempo estará implícito aquel primer tiempo, aquella primera vez... pero revisitada con otros ojos y nos tocará de diferente manera...

Burbuja de Jabón




Cada soplo de aire que inhalamos impide que nos llegue la muerte que constantemente nos acecha… En última instancia la muerte debe triunfar, pues desde el nacimiento se ha convertido en nuestro destino y juega con su presa durante un breve lapso antes de devorársela. Sin embargo, proseguimos nuestra vida con gran interés y solicitud durante el mayor tiempo posible, de la misma manera en que soplamos y hacemos una burbuja de jabón lo más grande y larga posible, aunque con la certeza total de que habrá de reventarse.

Arthur Schopenhauer

viernes, 5 de octubre de 2018

Insensato




¡Ay, se sabe tan poco, tan horriblemente poco de los hombres! ¡En la escuela nos enseñaron cien fechas de ridículas batallas y mil nombres de ridículos reyes, y diariamente se leen artículos y más artículos sobre los impuestos o los Balcanes; pero de los hombres no se sabe nada! Si un timbre no suena, si una estufa hace humo, si una rueda de una máquina no gira, se sabe enseguida dónde hay que buscar la avería, y se hace con celo, y se encuentra, y se sabe cómo hay que repararla. Pero esa cosa que llevamos dentro, ese resorte secreto que da sentido a la vida, esa cosa, la única capaz de vivir, de sentir gozo o dolor, de anhelar la dicha, de experimentar placer, es desconocida, no sabemos nada de ella, enteramente nada, y cuando enferma, no hay curación posible. ¿No es insensato? 

Hermann Hesse - El último verano de Klingsor



Dónde está?




El amor está en quien ama, no en quien es amado. Cuando no se necesita a nadie, jamás se está solo.

Platón - Cita del libro Un Año con Schpenhauer, de Irvin Yalom



jueves, 4 de octubre de 2018

Azar




"En la vastedad del espacio y en la inmensidad del tiempo, mi alegría es compartir un planeta y una época con Annie." 

Carl Sagan - Dedicatoria de Cosmos: A Personal Voyage



Carl fue diagnosticado con síndrome mielodisplásico y finalmente murió de neumonía dos años más tarde, en diciembre de 1996 en una cama de hospital en Seattle, Washington, convencido de que no volvería a ver a sus seres queridos vivos, mucho menos a sus padres ya muertos.

En una entrevista para la revista Skeptical Inquirer en 2003, Ann Druyan reveló cuál fue su sentir en el duro momento tras la muerte de su pareja en una declaración que bien podría equipararse con cualquier carta de amor, con palabras tan inspiradoras como realistas sobre su compañero de vida y cómo compartió con el un instante cósmico donde ambos dieron lo mejor de sí:

"Cuando mi esposo murió, era tan famoso y conocido por no ser creyente, que muchas personas me preguntaron –y todavía me pasa a veces– si Carl había cambiado y se había convertido al final en un creyente en la vida después de la muerte. También me preguntaron con frecuencia si creo que lo volveré a ver. Carl se enfrentó a su muerte con coraje y tenacidad y nunca buscó refugio en ilusiones. La tragedia fue que los dos sabíamos que nunca nos volveríamos a ver.

No espero volver a reunirme con Carl. Pero lo más grandioso es que mientras estuvimos juntos, por casi 20 años, vivimos con una apreciación real de lo breve que es la vida y lo preciosa que es. Nunca trivializamos el significado de la muerte fingiendo que era algo más que una separación definitiva. Cada momento que estuvimos vivos y estuvimos juntos fue milagroso, pero no en el sentido de inexplicable o sobrenatural. 

Sabíamos que habíamos sido beneficiados por el azar... Que el azar puro haya sido tan generoso y tan amable que nos pudimos encontrar, como Carl escribió tan bellamente en "Cosmos", ya sabes, en la inmensidad del espacio y la inmensidad del tiempo... que hayamos podido estar juntos durante veinte años. Eso es algo que me sostiene y que es mucho más significativo... la forma en que me trató y en que lo traté, la forma en la que nos cuidábamos el uno al otro y a nuestra familia mientras vivió. Esto es mucho más importante que la idea de que lo volveré a ver algún día.

No creo que vuelva a ver a Carl nunca más. Pero lo vi. Nos vimos el uno al otro. Nos encontramos el uno al otro en el cosmos, y eso fue maravilloso."




Nada




A los verdaderos hombres no les pertenece nada. El tiempo y el dinero pertenece a los mediocres y superficiales.

Hermann Hesse - El Lobo Estepario



Exigente




Eres demasiado exigente y hambriento, el mundo te rechaza, tienes para él una dimensión de más.

Hermann Hesse - El Lobo Estepario


Nacimiento




Nacimiento significa desunión de todo, anulación de la dolorosa individualidad.
Dios significa ensanchar tanto el alma que pueda volver a abarcar todo.

Hermann Hesse - El Lobo Estepario



Los Napoleones del fin de semana

  Hay un brillo inquietante en sus ojos cuando acuden cada sábado a la cita. Llegan uno tras otro, casi furtivamente, con sus cajas y reglam...