sábado, 27 de septiembre de 2014

Ocasiones perdidas




Si te diese una fortuna ya hecha, como ocurre con una herencia inesperada, ¿en qué te engrandecería? Si te diese la perla negra del fondo de los mares, fuera del ceremonial de las zambullidas, ¿en qué te engrandecería? No engrandeces sino con lo que transformas, pues eres simiente. No hay regalo para ti. Por eso quiero tranquilizarte, a ti que te desesperas por las ocasiones perdidas. No hay ocasiones perdidas. Alguno esculpe el marfil y transforma el marfil en rostro de diosa o de reina que conmueve al corazón. Otro cincela el oro puro, y acaso el perfil que obtiene es menos patético a los hombres. Ni al uno ni al otro les fueron dados el marfil o el oro. Uno y otro han sido sólo camino, senda y pasaje. No hay para ti sino materiales de una basílica por construirse. Y no careces de piedras. Así el cedro no carece de tierra. Pero la tierra puede carecer de cedros y trocarse en páramo pedregoso. ¿De qué te quejas? No hay ocasión perdida porque su misión es ser simiente. Si no dispones de oro, esculpe marfil. Si no dispones de marfil, esculpe madera. Si no dispones de madera, recoge una piedra.
El ministro opulento de vientre y pesado de párpados que separé de mi pueblo no encontró, en su dominio, sus carretillas de oro y los diamantes de sus sótanos, una sola ocasión para usarlos. Pero alguno, al tropezar con un canto rodado tropieza con la ocasión maravillosa.
El que se queja de que el mundo le faltó, faltó él al mundo. El que se queja de que el amor no lo colmó, se equivoca sobre el amor: el amor no es regalo por recibir. La ocasión de amar nunca te falta. Puedes tornarte soldado de una reina. La reina no necesita conocerte para que estés colmado. He visto a mi geómetra enamorado de las estrellas. Él transformaba en ley para el espíritu un hilo de luz. Era vehículo, vía y pasaje. Era abeja de una estrella florida de la que hacía su miel. Lo he visto morir feliz a causa de unos signos y figuras en los cuales se había transmutado. Así el jardinero de mi jardín que hizo abrir una nueva rosa. Un geómetra puede faltar a las estrellas. Un jardinero puede faltar al jardín. Mas tu no careces ni de estrellas, ni de jardines, ni de redondos cantos dorados en los labios de los mares. No me digas que eres pobre...

Antoine de Saint-Exupéry - Ciudadela,extracto del capítulo CC


Gobernantes y sirvientes




Si no hay otro, no hay yo. Si no hay yo, no hay nadie que haga distinciones. Esto parece ser cierto. Pero, ¿qué es lo que origina semejante variación? Parece como si hubiera un Señor real, pero no tenemos indicios de Su existencia. Uno debe creer que Él existe, pero no podemos ver Su forma. Debe ser real pero no tener forma. Las cien partes del cuerpo humano, con sus nueve orificios y seis vísceras, son, a su modo, completas. ¿Cuál preferiré? ¿Te gustan todas por igual? ¿O algunas te gustan más que otras? ¿Actúan todas ellas como sirvientes? ¿Son estos sirvientes incapaces de controlarse entre sí y necesitan alguien que los gobierne? ¿Actúan alternativamente como gobernantes y sirvientes? ¿Puede existir algún gobernante verdadero fuera de ellos mismos?

Chuang-Tse



Del mismo modo que consideramos cada punto de la superficie de una esfera como el centro de la superficie, cada órgano del cuerpo y cada ser del cosmos debe ser visto como su centro y gobernante.

Alan Watts

Dar forma al mundo




Quien intenta darle forma al mundo,
modelarlo a su capricho,
difícilmente lo logrará,
ya que el mundo es un Vaso Espiritual (shen)
que no se puede manipular.
Quien hace lo uno o lo otro lo estropea.
Quien lo retiene lo pierde.

Lao-Tse


jueves, 25 de septiembre de 2014

La ciudad la tarde y tú




Entre mis brazos, estáis desnudas la ciudad, la tarde y tu;
Vuestra claridad ilumina mi rostro y también el olor de vuestros cabellos
De quién son estos latidos que baten
bom bom
que se confunden con nuestro silencio
Tuyos?
De la ciudad? 
De la tarde?
O, tal vez, son míos?
Dónde termina la tarde?
Dónde comienza la ciudad? Dónde termina la ciudad?
Dónde comienzas tu?
Dónde termino yo, dónde comienzo.

Nazim Hikmet




Escribir




Por Marguerite Duras


La soledad de la escritura es una soledad sin la cual el escribir no se produce, o se fragmenta exangüe de buscar qué seguir escribiendo. Se desangra, el autor deja de reconocerlo. Y ante todo, nunca debe dictarse a secretaria alguna, por hábil que sea, y, en esta fase, nunca hay que dar a leer lo escrito a un editor.
Alrededor de la persona que escribe libros siempre debe haber una separación de los demás. Es una soledad. Es la soledad del autor, la del escribir. Para empezar, uno se pregunta qué es ese silencio que lo rodea. Y prácticamente a cada paso que se da en una casa y a todas horas del día, bajo todas la luces, ya sean del exterior o de la lámparas encendidas durante el día. Esta soledad real del cuerpo se convierte en la, inviolable, del escribir. Nunca hablaba de eso a nadie. En aquel período de mi primera soledad ya había descubierto que lo que tenía que hacer era escribir. Raymond Queneau me lo había confirmado. El único principio de Raymond Queneau era éste: “Escribe, no hagas nada más”.
Escribir: era lo único que llenaba mi vida y la hechizaba. La escritura nunca me ha abandonado.

Mi habitación no es una cama, ni aquí, ni en París, ni en Trouville. Es una ventana determinada, una mesa determinada, ritos de tinta negra, huellas de tinta negra inencontrables, es una silla determinada. Y determinados ritos a los que siempre vuelvo, a dondequiera que esté, incluso en los lugares donde no escribo, como por ejemplo las habitaciones del hotel, el rito de tener siempre whisky en mi maleta en caso de insomnios o de súbitas desesperaciones. Durante aquel período tuve amantes. Se acostumbraban a la soledad de Neauphle. Y según su encanto a veces esta soledad les permitía que, a su vez, escribieran libros. Raramente daba a leer mis libros a esos amantes. Las mujeres no deben hacer leer a sus amantes los libros que escriben. Cuando terminaba un capítulo, lo escondía.  En lo que  a mí respecta, es tan verdad que me pregunto qué pasa en otras partes y también cuando se es una mujer y se tiene un marido o un amante. En tal caso, también hay que esconder a los amantes el amor del marido. El mío nunca ha sido sustituido. Lo sé, todos los días de mi vida.

Esta casa, esta casa es el lugar de la soledad, sin embargo da a la calle, a una plaza, a un estanque muy antiguo, al grupo escolar del pueblo. Cuando el estanque está helado, hay niños que vienen a patinar y me impiden trabajar. Les dejo hacer. Los vigilo. Todas las mujeres que han tenido hijos vigilan a esos niños, desobedientes, locos, como todos los niños. Pero, qué miedo, cada vez, el peor de los miedos. Y qué amor.

La soledad no se encuentra, se hace. La soledad se hace sola. Porque decidí que era allí donde debía estar sola, donde estaría sola para escribir libros. Sucedió así. Estaba sola en casa. Me encerré en ella, también tenía miedo, claro. Y luego la amé. La casa, esta casa, se convirtió en la casa de la escritura. Mis libros salen de esta casa. También de esta luz, del jardín. De esta luz reflejada del estanque. He necesitado veinte años para escribir lo que acabo de decir. (...)

(...) Un escritor es algo extraño. Es una contradicción y también un sinsentido. Escribir también es no hablar. Es callarse. Es aullar sin ruido. Un escritor es algo que descansa, con frecuencia, escucha mucho. No habla mucho porque es imposible hablar a alguien de un libro que se ha escrito y sobre todo de un libro que se está escribiendo. Es imposible. Es lo contrario del cine, lo contrario del teatro y otros espectáculos. Es lo contrario de todas las lecturas. Es lo más difícil. Es lo peor. Porque un libro es lo desconocido, es la noche, es cerrado, eso es. El libro avanza, crece, avanza hacia su propio destino y el de su autor, anonadado por su publicación: su separación, la separación del libro, como el último hijo, siempre al más amado.
Un libro abierto también es la noche.

Estas palabras que acabo de pronunciar me hacen llorar, no sé por qué.

Escribir a pesar de todo pese a la desesperación. No: con la desesperación. Qué desesperación,  no sé su nombre. Escribir junto a lo que precede al escrito es siempre estropearlo. Y sin embargo hay que aceptarlo: estropear el fallo es volver sobre otro libro, un posible otro de ese mismo libro.

Ese extravío de uno mismo por la casa no es nada voluntario. No decía: “Estoy encerrada aquí todos los días de año”. No lo estaba, decirlo hubiera sido falso. Iba a hacer compras, iba al café. Pero, al mismo tiempo, estaba aquí. El pueblo y la casa es lo mismo. Y la mesa frente al estanque. Y la tinta negra. Y el papel blanco es lo mismo. Y en lo que a los libros refiere, no, de pronto, nunca es lo mismo. (...)


Texto extraído del libro “Escribir” de Marguerite Duras escrito en 1993.
Selección: Marcela Depiera


miércoles, 24 de septiembre de 2014

Cuando ya no esté




Cuando yo ya no esté, no habrá más rosas, cipreses, labios rojos ni vino perfumado.
No habrá más albas ni crepúsculos, alegrías ni penas.
El universo no existirá,
pues su realidad depende de nuestro pensamiento.

Omar Khayyam - Las Rubaiyat (extracto)

Ver y comprender




...No trataré de describirlos, porque no estoy seguro de haberlos visto, pese a la despiadada luz blanca. Me explicaré. Para ver una cosa hay que comprenderla. El sillón presupone el cuerpo humano, sus articulaciones y partes; las tijeras, el acto de cortar. ¿Qué decir de una lámpara o de un vehículo? El salvaje no puede percibir la biblia del misionero; el pasajero no ve el mismo cordaje que los hombres de a bordo. Si viéramos realmente el universo, tal vez lo entenderíamos...

Jorge Luis Borges - There are more things


martes, 23 de septiembre de 2014

Colores verdaderos




Tu, con los ojos tristes
No te desalientes
Oh, me doy cuenta
Es difícil tomar valor
En un mundo lleno de gente
Puedes perder la vista de todo
Y la oscuridad dentro de ti
Puede hacerte sentir tan pequeño

Pero yo veo tus colores verdaderos
Brillando a través
Yo veo tus colores verdaderos
Y es por eso que te amo
Así que no temas demostrar
Tus colores verdaderos
Los colores verdaderos son hermosos
Como un arco iris

Entonces enséñame una sonrisa
No seas infeliz, no puedo recordar
Cuando fue la última vez que te vi reír
Si este mundo te vuelve loco
Y has estado tomando todo lo que puedes soportar
Llámame
Porque tu sabes que allí estaré

Y yo veo tus colores verdaderos
Brillando a través
Yo veo tus colores verdaderos
Y es por eso que te amo
Así que no temas demostrar
Tus colores verdaderos
Los colores verdaderos son hermosos
Como un arco iris

No puedo recordar
Cuando fue la última vez que te vi reír
Si este mundo te vuelve loco
Y has estado tomando todo lo que puedes soportar
Llámame
Porque tu sabes que allí estaré

Y yo veo tus colores verdaderos
Brillando a través
Yo veo tus colores verdaderos
Y es por eso que te amo
Así que no temas demostrar
Tus colores verdaderos
Colores verdaderos
Colores verdaderos
Brillando a través
Yo veo tus colores verdaderos
Y es por eso que te amo
Así que no temas demostrar
Tus colores verdaderos
Los colores verdaderos son hermosos
Como un arco iris

Billy Steinberg -  Tom Kelly


Te devuelvo




Te devuelvo el chau (ese último "ciao" no cuenta) que nunca me dijiste, y aunque suene loco, hasta me hubiera aliviado oírlo.
Te devuelvo el "visto" a mi corazón abierto, el borrón y el bloqueo en esa fría red en la que no pude sentir una mínima certeza que me aliviara... aunque alguna vez pude flotar, supongo que por no haber entendido o haber descifrado mal los signos que leía.
Te dejo todo lo que pude haberte dado, a sabiendas o sin saberlo. Me hubiera gustado darte más, darte todo, pero así fueron las cosas y no me quejo.
No esperaba mucho y esperaba todo. Quizás por eso la caída fue tan grande. 
Y el miedo a lo que finalmente pasó... uff enorme
Y la tristeza, y la angustia...
Voy a seguir juntando los restos y armar lo que está roto, una vez más, puedo hacerlo... ya lo he hecho antes. Aunque no va a ser lo mismo, claro.
Voy a salir de esta tristeza que, de a poco, va cediendo. Debo seguir.
Solo hay una cosa que se va a quedar conmigo y eso es lo que siempre estuvo, desde que te vi por primera vez, hace ya mil años. 
Y sí... cada tanto, como hoy, voy a estar muy triste, pero voy a acordarme de lo que me hizo bien y de todo lo que gané en esta aventura, que aunque parezca mentira, fue muchísimo.
Como el Principito, voy a ganar por el color del trigo. Cuando todo esto pase, por una canción o un escrito me acordaré de vos y de lo lindo que era sentirte, de ese modo extraño (y lejano), cerca mío. De esa pérdida, por esa pérdida, sacaré una ganancia que me hará feliz.


domingo, 21 de septiembre de 2014

Hay que caer...




Hay que caer y no se puede elegir dónde.
Pero hay cierta forma del viento en los cabellos,
cierta pausa del golpe,
cierta esquina del brazo
que podemos torcer mientras caemos.
Es tan sólo el extremo de un signo,
la punta sin pensar de un pensamiento.
Pero basta para evitar el fondo avaro de unas manos
y la miseria azul de un Dios desierto.
Se trata de doblar algo más que una coma
en un texto que no podemos corregir.

Roberto Juarroz


viernes, 19 de septiembre de 2014

Pessoa




Ser lúcido es estar indispuesto consigo mismo.

Amar es cansarse de estar solo: es pues una cobardía y una traición a nosotros mismos (importa soberanamente que no amemos).

Vivir en un dulce y fluido estado de desconocimiento de las cosas y de uno mismo es el único modo de vida que a un sabio entusiasma.

El raciocinio es estéril, pero es divertido.

Lo que siento que soy, nunca sé si lo soy realmente, o si apenas creo que lo soy.

Desprécialo todo, pero de manera que el despreciar no te moleste.

Enciérrate, pero sin golpear la puerta, en tu torre de marfil. Y tu torre de marfil eres tú mismo.

Quien tiene alma no tiene calma.

No es el tedio la enfermedad del aburrimiento de no tener nada que hacer, si no la enfermedad de sentir que no vale la pena hacer nada.

Naufragué sin tormenta en un mar donde se puede estar de pie.

Fernando Pessoa


jueves, 18 de septiembre de 2014

Amar a Dios




No se encuentra a Dios en el alma, por adición,
sino por un proceso de sustracción

¿Cómo debieras amar a Dios?
Te diré.
Ama a Dios tal como Dios es.
Esto significa: Ama a Dios como Dios es
un no Dios,
una no mente,
una no persona,
una no imagen.

Más aún, ama a Dios tal como Dios es:
pura y simple unidad
alejada de toda dualidad

Uno debiera amar a Dios despreocupadamente.
Con esto, quiero significar que el alma
no debería tener actividades mentales
ni imágenes ni representaciones.
Despoja tu alma de toda mente
y quédate allí sin mente.

Más aún, te aconsejo
dejar que tu propio "ser tu" colapse
fundiéndose en
el "ser Dios" de Dios.
De esta forma, tu "tu" y el "su" de Dios
se tornarán completamente un "mi"
Y llegarás a conocer su existencia inmutable
y su nada innombrable.

Extraído del libro Meditando con Meister Eckhart, Un libropara centrarse, por Matthew Fox


domingo, 14 de septiembre de 2014

Solo uno alcanza la meta




Hay una visión de la vida que cree que donde se halla la multitud, allí está la verdad, y que la misma verdad necesita tener la multitud de su lado.
Hay otra visión de la vida que piensa que allí donde está la plebe, allí está la mentira, de forma que (considerando por un momento el caso extremo), aunque cada individuo, cada uno en privado, estuviera en posesión de la verdad, en caso de que se reunieran en una multitud -una multitud a la que se le atribuyera cualquier tipo de significado decisivo, una multitud ruidosa, audible-, la mentira estaría inmediatamente en evidencia.
Porque una "multitud" es la mentira. En un sentido divino es verdad, eternamente, cristianamente, como dice san Pablo, que "solo uno alcanza la meta", lo cual no está dicho en un sentido comparativo, ya que la comparación toma a otros en consideración. Quiere decir que cada hombre puede ser ése, ayudado por Dios; pero que solo uno alcanza la meta. Y de nuevo se significa que todo hombre debería evitar el trato con "los demás" y, esencialmente, debería hablar solo con Dios, y consigo mismo, porque solo uno alcanza la meta. Y de nuevo se significa que ser hombre es ser semejante a la divinidad. En un sentido mundano y temporal, el hombre sociable dirá: "Es irrazonable decir que solo uno alcanza la meta; porque es mucho más cierto que muchos, por el poder de sus esfuerzos combinados, podrían alcanzar la meta; y cuando somos muchos, el buen éxito es más seguro, y es más fácil para cada hombre". No hay duda, eso parece mejor y, además, parece verdad con respecto a todos los bienes terrenales y materiales. Si se le permite seguir su camino, éste se convierte en el único punto de vista verdadero, porque prescinde de Dios y de la eternidad y de la relación del hombre con la divinidad. Prescinde de ello o lo transforma en una fábula, y pone en su lugar el moderno (o mas bien podríamos decir el viejo pagano) concepto de que ser un hombre es pertenecer a una raza fundada con la razón, pertenecer a ella como un espécimen, de forma que la raza y las especies son mas elevadas que el individuo, lo cual equivale a decir que ya no hay individuos, sino solamente especímenes. Pero la eternidad, que se arquea por encima y mucho más arriba de lo temporal, tan tranquila como la estrellada bóveda de la noche, y Dios en el cielo, que en la gloria de esa sublime tranquilidad está alerta, y vigila, sin la más leve sensación de mareo a tanta altura, esas infinitas multitudes de hombres, y conoce a cada individuo por su nombre, Él, el gran Examinador, dice que solo uno alcanza la meta. Eso significa que cada uno puede y debe ser este uno, pero solo uno alcanza la meta. De aquí que, donde hay una multitud, una muchedumbre, o donde el significado decisivo está unido al hecho de que hay una multitud, es seguro que allí nadie está trabajando, viviendo, esforzándose por alcanzar la más alta meta, sino solamente por una u otra meta terrenal; ya que solo es posible trabajar para la meta eterna y decisiva donde hay uno, y ser este uno que todos podemos ser es permitir a Dios que nos ayude; la "multitud" es mentira...

Soren Kierkegaard - Mi Punto de Vista


No Culpar




"Cuando alguien es herido, no debe culpar a lo que lo ha herido, debe culparse a sí mismo, su vulnerabilidad es prueba de imperfección. Un hombre razonable no culpa al sable que lo hiere, ni la teja que le cae encima. Si todos los hombres buscaran en su imperfección la causa de sus desgracias, tendría la paz perfecta, el fin de las guerras y suplicios. Sería el fin del reino de esta falsa naturaleza humana, que ha llenado el mundo de bandidos; sería el comienzo del reinado de la verdadera naturaleza celeste, fuente de toda buena acción. No ahogar a su naturaleza, no creer en los hombres, he aquí la vía del retorno a la verdad, a la integridad original."

Chuang Tzu

Extraído de 365 Tao - Edición de Francis Amalfi




Profundidad




"Todos los pozos profundos viven con lentitud sus experiencias: tienen que esperar largo tiempo hasta saber qué fue lo que cayó en su profundidad."

Friedrich Nietzsche

Extraído de 365 Tao - Edición de Francis Amalfi

Mensaje Celeste




"Soy hombre: duro poco
y es enorme la noche.
Pero miro hacia arriba:
las estrellas escriben.
Sin entender comprendo:
también soy escritura
y en éste mismo instante
alguien me deletrea."

Octavio Paz

Extraído de 365 Tao - Edición de Francis Amalfi

sábado, 13 de septiembre de 2014

Exigir lo imposible




Los que más han amado al hombre le han hecho siempre el máximo daño. Han exigido de él lo imposible, como todos los amantes. 

Friedrich Nietzsche


Angustia




"La angustia es el vértigo de la libertad."

Soren Kierkegaard


El Sueño de Chuang Tzu




Una fresca tarde de primavera Chuang Tzu llegó a la orilla de un lago y se sentó a descansar. Al poco rato se quedó dormido y soñó que era una mariposa. La mariposa que una vez había sido Chuang Tzu se fue revoloteando por ahí, viendo que el mundo era hermoso y estaba lleno de flores y aromas. Al principio, a la mariposa que una vez había sido Chuang Tzu, le costó un poco adaptarse a las alas que le parecían demasiado grandes y poco manejables. Además, su cuerpo era tan liviano como un sueño y una suave brisa bastaba para arrastrarla varios metros y hacer que variara de rumbo. Pero poco a poco se fue acostumbrando. Aprendió a dejarse llevar y a aprovechar las corrientes de aire para desplazarse más cómodamente de flor en flor. La mariposa que una vez había sido Chuang Tzu enseguida aprendió también a libar las flores con su trompa extensible, y descubrió que el néctar era embriagador.

En un momento en que se estaba poniendo como el quico de riquísimo néctar, descubrió aterrada que a sólo un paso de ella acechaba un enorme camaleón verde que no había sido nunca Chuang Tzu, perfectamente inmóvil como una estatua del templo de Shao Li. Si hay algo que produce pánico a las mariposas es un camaleón. Y este camaleón, que no había sido nunca Chuang Tzu, estaba hambriento.

La mariposa que una vez había sido Chuang Tzu se quedó muy quieta, conteniendo la respiración y sabiendo que su vida pendía de un hilo finísimo. El camaleón que no había sido nunca Chuang Tzu y por tanto no podía sentir ninguna compasión ni afecto por la mariposa que una vez había sido Chuang Tzu, la vigilaba con el ojo izquierdo, atento a su más mínimo movimiento; pues para el camaleón que nunca había sido Chuang Tzu, la mariposa que una vez había sido Chuang Tzu no era más que comida.

Entonces llegó un ruidoso abejorro que tampoco había sido nunca Chuang Tzu. El camaleón dedicó al abejorro toda la atención posible con su otro ojo, el derecho. Y la mariposa que una vez había sido Chuang Tzu supo que tenía una oportunidad de salvar la vida.

Lo siguiente ocurrió en apenas una décima de segundo: el abejorro que tampoco había sido nunca Chuang Tzu, haciendo el mismo ruido que una avioneta perdiendo altura, hizo un quiebro en el aire sobre la cabeza del camaleón que no había sido nunca Chuang Tzu; y en ese momento el camaleón que no había sido nunca Chuang Tzu, disparó su larguísima y pegajosa lengua con la velocidad del rayo y lo atrapó; y entonces la mariposa que una vez había sido Chuang Tzu desplegó las alas y una ráfaga de viento la arrastró fuera del alcance del camaleón que no había sido nunca Chuang Tzu.

Y la mariposa que una vez había sido Chuang Tzu respiró aliviada. Su diminuto corazón latía desbocado mientras las alas la llevaban más lejos a toda prisa y se decía:

-¡Dios mío!, me he salvado de milagro. Estoy temblando como una termita. Tengo que relajarme y descansar.

Y la mariposa que una vez había sido Chuang Tzu encontró una cómoda hoja de junco en la orilla del lago. Se posó en ella con las dos alas muy juntas... y se quedó dormida. Entonces la mariposa que una vez había sido Chuang Tzu que soñaba que era una mariposa, soñó que era un hombre, Chuang Tzu, y por tanto no sintió miedo del camaleón y pudo dormir sin temor.

Chuang Tzu


miércoles, 10 de septiembre de 2014

Pensamientos de otoño




Lianas resecas sobre el viejo árbol, cuervos
de la noche,
Minúsculo puente sobre el torrente, una casa.
Camino antiguo, viento del oeste, caballo enjuto,
Sol que cae al poniente:
Y, en el borde del mundo, un hombre con el corazón
herido.

Ma Tche-Yuan (mediados del siglo XIII)


Maneras de luz




Hasta mi sombra
Se ilumina en invierno
Si tú me miras.


Francisco Castaño en “Corazón alfabético”


martes, 9 de septiembre de 2014

Morada de los hombres




"Morada de los hombres ¿ quien te fundara sobre la razón? ¿ Quién será capaz, según la lógica de construirte? Existes y no existes. Eres y no eres. Estas hecha de materiales dispares; pero es preciso inventarte para descubrirte. Igual que aquel que destruyo su casa con la pretensión de conocerla posee solo un montón de piedras, de ladrillos y tejas, y no sabe que servicio esperar de ese montón de ladrillos, de piedras y tejas, pues le falta la invención que los domina el Alma y el corazón del Arquitecto. Porque faltan a la piedra el Alma y el corazón del hombre."

Antoine de Saint-Exupéry, en Ciudadela 


domingo, 7 de septiembre de 2014

Raíces profundas




Como una semilla que no puede ver la luz
hundió sus raíces mucho más profundo aún...

Mrilina Ross - Puerto Pollensa


En esta noche, en este mundo




A Martha Isabel Moia


I

en esta noche en este mundo
las palabras del sueño de la infancia de la muerte
nunca es eso lo que uno quiere decir
la lengua natal castra
la lengua es un órgano de conocimiento
del fracaso de todo poema
castrado por su propia lengua
que es el órgano de la re-creación
del re-conocimiento
pero no el de la resurrección
de algo a modo de negación
de mi horizonte de maldoror con su perro
y nada es promesa
entre lo decible
que equivale a mentir
(todo lo que se puede decir es mentira)
el resto es silencio
sólo que el silencio no existe


II

no
las palabras
no hacen el amor
hacen la ausencia
si digo agua ¿beberé?
si digo pan ¿comeré?


III

en esta noche en este mundo
extraordinario silencio el de esta noche
lo que pasa con el alma es que no se ve
lo que pasa con la mente es que no se ve
lo que pasa con el espíritu es que no se ve
¿de dónde viene esta conspiración de invisibilidades?
ninguna palabra es visible

sombras
recintos viscosos donde se oculta
la piedra de la locura
corredores negros
los he recorrido todos
¡oh quédate un poco más entre nosotros!

mi persona está herida
mi primera persona del singular

escribo como quien con un cuchillo alzado en la oscuridad
escribo como estoy diciendo
la sinceridad absoluta continuaría siendo lo imposible
¡oh quédate un poco más entre nosotros!


IV

los deterioros de las palabras
deshabitando el palacio del lenguaje
el conocimiento entre las piernas
¿qué hiciste del don del sexo?
oh mis muertos
me los comí me atraganté
no puedo más de no poder más
palabras embozadas
todo se desliza
hacia la negra licuefacción


V

y el perro de maldoror
en esta noche en este mundo
donde todo es posible
salvo
el poema


VI

hablo en fácil hablo en difícil
sabiendo que no se trata de eso
siempre no se trata de eso
oh ayúdame a escribir el poema más prescindible
               el que no sirva ni para
               ser inservible
ayúdame a escribir palabras
en esta noche en este mundo



De: Textos de sombra y últimos poemas


ALEJANDRA PIZARNIK

viernes, 5 de septiembre de 2014

En Remolinos




Déjame vivir, este sueño 
el mejor... que he tenido 

una flor, una flor, otra flor. 
un maestro, una causa, un efecto. 
¿quien sabrá el valor de tus deseos?, ¿quien sabrá?. 
gira el sol, gira el mundo, gira dios. 

energía, misteriosa, resplandor. 
al soltar mi cuerpo en remolinos, 
resplandor...
otra flor... 

paraíso, zona pura, perfección. 
florecer mirándote a los ojos, 
perfección. 
florecer mirándote a los ojos, 
perfección. 

florecer los dos, florecer... 
florecer los dos, florecer... 
florecer...

Gustavo Cerati


miércoles, 3 de septiembre de 2014

Sin tu latido




Hay algunos que dicen
que todos los caminos conducen a roma
y es verdad porque el mío
me lleva cada noche al hueco que te nombra
y le hablo y le suelto
una sonrisa, una blasfemia y dos derrotas;
luego apago tus ojos
y duermo con tu nombre besando mi boca.
Ay, amor mío,
qué terriblemente absurdo
es estar vivo
sin el alma de tu cuerpo,
sin tu latido.
Que el final de esta historia,
enésima autobiografía de un fracaso,
no te sirva de ejemplo,
hay quien afirma que el amor es un milagro
que no hay mal que no cure
pero tampoco bien que le dure cien años;
eso casi lo salva,
lo malo son las noches que mojan mi mano.
Aunque todo ya es nada,
no sé por qué te escondes y huyes de mi encuentro.
por saber de tu vida
no creo que vulnere ningún mandamiento;
tan terrible es el odio
que ni te atreves a mostrarme tu desprecio,
pero no me hagas caso,
lo que me pasa es que este mundo no lo entiendo.

Luis Eduardo Aute



Los Napoleones del fin de semana

  Hay un brillo inquietante en sus ojos cuando acuden cada sábado a la cita. Llegan uno tras otro, casi furtivamente, con sus cajas y reglam...