martes, 29 de abril de 2014

Crueldad





Palabras de Harry Haller sobre la Edad media:

"-En realidad, esas crueldades no eran tales. Un hombre de la Edad Media despreciaría nuestra vida actual como algo mucho peor que cruel, terrible y bárbaro. Cada época, cada cultura, cada costumbre y tradición tienen su estilo, sus ternuras y sus durezas correspondientes, sus bellezas y sus horrores; dan por sentados ciertos dolores, soportan con paciencia ciertos males. La vida humana se convierte en un verdadero sufrimiento, un auténtico infierno, sólo allí donde se superponen dos épocas, dos culturas y religiones. Un hombre de la antigüedad que hubiera tenido que vivir en la edad Medio se habría ahogado irremediablemente, así como un salvaje se quedaría sin aire en nuestra civilización. Pero hay épocas en las que una generación queda atrapada entre dos tiempos, dos estilos de vida, de forma tal que pierde los parámetros obvios, toda costumbre, reparo e inocencia. Claro que no todos lo sienten con la misma fuerza. Una naturaleza como la de Nietzsche sufrió la miseria actual con una generación de anticipación: lo que él tuvo que sentir solo e incomprendido hoy es sufrido por miles."

Hermann Hesse, El Lobo Estepario


Nadar




"La mayoría de las personas no quiere nadar hasta que no sabe hacerlo" (Novalis)

¿No es gracioso? ¡Claro que no quieren nadar! Si nacieron para el suelo, no para el agua. Y claro que no quieren pensar; ¡fueron creados para la vida, no para la reflexión! Si, y aquel que piense que puede llegar lejos si transforma el pensar en su actividad principal, no hace más que confundir el suelo con el agua y en algún momento se ahogará.

Extracto del Lobo Estepario, de Hermann Hesse


Dolor




"Deberíamos estar orgullosos del dolor; cada dolor nos recuerda nuestro alto rango"

Novalis


lunes, 28 de abril de 2014

Educadores




Por esto hice venir a los educadores y les dije:
-No estáis encargados de matar al hombre en los pequeños, ni de transformarlos en hormigas para la vida en el hormiguero. Porque poco me importa que el hombre esté más o menos colmado. Lo que me importa es que sea más o menos hombre. No pregunto primero si el hombre será o no feliz, sino qué hombre será feliz. Y poco me importa la opulencia de los sedentarios saciados, como del ganado del establo.
No lo colmaréis de fórmulas vacías; sino de imágenes cargadas de estructuras...
...No juzgaréis de sus aptitudes por su aparente facilidad en tal o cual sentido. Porque quien va más lejos y logra mayor éxito es el que más ha trabajado en contra de sí mismo...
... Luchareis contra los lazos del hombre con los bienes materiales. Y fundareis al hombre en el niño enseñándole el cambio en primer lugar; porque, fuera del cambio solo hay endurecimientos.
Les enseñareis la meditación y la plegaria porque con ellas se dilata el alma. Y el ejercicio del amor. Porque, ¿quién lo reemplazaría? Y el amor de sí mismo es lo contrario del amor...

Fragmento del Cap. XXV de Ciudadela, de Antoine de Saint-Exupéry


Perfección




Me espantaban los funcionarios de mi imperio porque se mostraban optimistas:
-Eso es bueno -decían-. La perfección está fuera del alcance.
Por cierto, está fuera del alcance la perfección. No tiene otro sentido que el de la estrella para guiar su marcha. Pero la marcha únicamente cuenta y no existen en ella provisiones en cuyo seno puedas detenerte. Pues entonces muere el campo de fuerza que te anima y he aquí que eres como un cadáver...

Fragmento del Cap. CLIV de Ciudadela, de Antoine de Saint-Exupéry


domingo, 27 de abril de 2014

1964




I

Ya no es mágico el mundo. Te han dejado.
Ya no compartirás la clara luna
Ni los lentos jardines. Ya no hay una
Luna que no sea espejo del pasado,
Cristal de soledad, sol de agonías.
Adiós las mutuas manos y las sienes
Que acercaba el amor. Hoy sólo tienes
La fiel memoria y los desiertos días.
Nadie pierde (repites vanamente)
Sino lo que no tiene y no ha tenido
Nunca, pero no basta ser valiente
Para aprender el arte del olvido.
Un símbolo, una rosa, te desgarra
Y te puede matar una guitarra.

II

Ya no seré feliz. Tal vez no importa.
Hay tantas otras cosas en el mundo;
Un instante cualquiera es más profundo
Y diverso que el mar. La vida es corta
Y aunque las horas son tan largas, una
Oscura maravilla nos acecha,
La muerte, ese otro mar, esa otra flecha
Que nos libra del sol y de la luna
Y del amor. La dicha que me diste
Y me quitaste debe ser borrada;
Lo que era todo tiene que ser nada.
Sólo que me queda el goce de estar triste,
Esa vana costumbre que me inclina
Al sur, a cierta puerta, a cierta esquina.

Jorge Luis Borges


Fuego y Hielo




Algunos dicen que el mundo acabará entre llamas,
Otros dicen que entre hielos.
De lo que yo he saboreado del deseo
Estoy de acuerdo con aquellos que favorecen el fuego.
Pero si tuviera que perecer dos veces,
Creo que conozco bastante de odio
Como para saber que, para la destrucción,
El hielo es poderoso
Y bastaría también.

Robert Frost


Hoja Marchitada




Cada flor tiende a ser fruto, cada mañana tiende a convertirse en noche, nada hay eterno en esta tierra, excepto el cambio o la huida. También el verano más hermoso quiere sentir alguna vez el otoño y lo marchito. Permanece, hoja, quieta y con paciencia, si intenta el rapto alguna vez el viento. Juega tu juego sin nunca defenderte, deja que tranquilamente ocurra, y por el viento que te arranca déjate soplar hacia tu casa.

Hermann Hesse - (Fragmento)



viernes, 25 de abril de 2014

El Interrogador




No pregunto por las glorias ni las nieves, 
quiero saber dónde se van juntando 
las golondrinas muertas, 
adónde van las cajas de fósforos usadas. 
Por grande que sea el mundo 
hay los recortes de uñas, las pelusas, 
los sobres fatigados, las pestañas que caen. 
¿Adonde van las nieblas, la borra del café,
los almanaques de otro tiempo? 
Pregunto por la nada que nos mueve; 
en esos cementerios conjeturo que crece 
poco a poco el miedo, 
y que allí empolla el Roc.

Julio Cortázar






Pregunto por la nada que nos mueve...


Cinco Últimos Poemas para Cris




Ahora escribo pájaros.
No los veo venir, no los elijo,
de golpe están ahí, son esto,
una bandada de palabras
posándose
una
a
una
en los alambres de la página,
chirriando, picoteando, lluvia de alas
y yo sin pan que darles, solamente
dejándolos venir. Tal vez
sea eso un árbol
o tal vez
el amor.

Julio Cortazar



miércoles, 23 de abril de 2014

Destino?







"La naturaleza tiene cifradas en el hombre ciertas esperanzas, y que éstas se hallan esculpidas en el individuo, están grabadas en ti y en mí. Lo estaban ya en Jesús y lo estaban en Nietzsche".



Hermann Hesse





Semejantes




"Aquel cuya voluntad se orienta real y exclusivamente hacia su sino no tiene ya semejantes".

Hermann Hesse - Demian

Abraxas




"El pájaro rompe el cascarón. El cascarón es el mundo. El que quiere nacer tiene que romper un mundo. El pájaro vuela hacia dios, el dios se llama Abraxas."

Hermann Hesse - Demian

martes, 15 de abril de 2014

Sonar




Rescato y comparto escritos dispares... de manera caótica, sin ilación, a veces antagónicos. Es un poco como utilizar un sonar (me gusta esta imagen), envío un sonido a que choque y rebote para definir posiciones y así saber dónde estoy parado. Una búsqueda de ciegos, tanteando con las manos en busca del calor que nos indique la proximidad de lo que buscamos. Lo que intuyo no se qué es, no puedo saberlo, ni siquiera tengo la certeza de que exista... es como una imagen difusa que debo precisar. Muchas veces el camino se presenta claro, sin complicaciones y me siento fuerte ante los innumerables problemas que este recorrido presenta, otras, debo recurrir a algunos artilugios que he ido perfeccionando a lo largo del tiempo para que me ayuden a seguir en la búsqueda... siempre quiero saber que hay detrás, siempre debo enviar el sonido y esperar el retorno, no tengo opción.

Las Tres Palabras más Extrañas




Cuando pronuncio la palabra Futuro,
la primera sílaba pertenece ya al pasado.

Cuando pronuncio la palabra Silencio,
lo destruyo.

Cuando pronuncio la palabra Nada,
creo algo que no cabe en ninguna no-existencia.

Wislawa Szymborska


Nada dos veces




Nada sucede dos veces
ni va a suceder, por eso
sin experiencia nacemos,
sin rutina moriremos.

En esta escuela del mundo
ni siendo malos alumnos
repetiremos un año,
un invierno, un verano.

No es el mismo ningún día,
no hay dos noches parecidas,
igual mirada en los ojos,
dos besos que se repitan.

Ayer mientras que tu nombre
en voz alta pronunciaban
sentí como si una rosa
cayera por la ventana.

Ahora que estamos juntos,
vuelvo la cara hacia el muro.
¿Rosa? ¿Cómo es la rosa?
¿Como una flor o una piedra?

Dime por qué, mala hora,
con miedo inútil te mezclas.
Eres y por eso pasas.
Pasas, por eso eres bella.

Medio abrazados, sonrientes,
buscaremos la cordura,
aun siendo tan diferentes
cual dos gotas de agua pura.

Wislawa Szymborska


Retrato de mujer




Debe ser a elección.
Cambiar para que no cambie nada.
Es fácil, imposible, difícil, vale un intento.
Sus ojos son, si cabe, una vez azules, otra vez grises,
negros, alegres, sin causa llenos de lágrimas.
Duerme con él como una cualquiera, única en el mundo.
Le parirá cuatro hijos, ningún hijo, uno.
Ingenua, mas la que mejor aconseja.
Débil, mas podrá con el peso.
No tiene cabeza, pues la tendrá.
Lee a Jaspers, y revistas de mujeres.
No sabe el porqué de este tornillo y construirá un puente.
Joven, como siempre joven, todavía joven.
Sostiene en sus manos un gorrión alirroto,
su propio dinero para un viaje largo y ajeno,
un mazo, una compresa y una copa de vodka.
¿A dónde corre? ¿no está cansada?
Que no, un poco, mucho, no pasa nada.
O le quiere o se empeña.
Por lo bueno, por lo malo y por el amor de Dios.

Wislawa Szymborska


Asombroso




"... El mundo, a pesar de cualquier cosa que podamos pensar sobre él, espantados por su inmensidad y nuestra impotencia ante él, amargados por su indiferencia frente a los sufrimientos particulares de la gente, de los animales y tal vez de las plantas -ya que ¿de dónde proviene la certeza de que las plantas están libres de sufrimientos?-; a pesar de cualquier cosa que pensemos sobre sus espacios atravesados por la radiación de las estrellas, alrededor de las cuales se empieza a descubrir algunos planetas -¿ya muertos?, ¿todavía muertos?, no se sabe-; a pesar de cualquier cosa que pensáramos sobre este teatro inmenso, para el cual tenemos un billete de entrada pero su vigencia es ridículamente corta, limitada por dos fechas decisivas; a pesar de no sé qué cosa más que pudiéramos pensar sobre este mundo: es asombroso."

Wislawa Szymborska

Extracto de su discurso de aceptación del premio Nobel


viernes, 11 de abril de 2014

Dar




"Das poco cuando das tus posesiones. Es cuando das de ti mismo cuando realmente das."

Khalil Gibran


Me gusta esta frase, siento algo similar.
Me gusta la gente que da, no lo que le sobra, sino eso que para ser dado debe ser arrancado... eso que es como dar un pedazo tuyo. Me gusta el que da lo más querido, lo que le es esencial. Y no estoy hablando de dar cosas materiales, hablo de cosas intangibles (otra vez lo inmaterial)...

"Lo que me atormenta no lo curan las sopas populares. Lo que me atormenta no son esos huecos, ni esos bultos, ni esa fealdad. Es, en estos hombres, un poco, Mozart asesinado."

Esto decía Saint-Exupéry en Tierra de Hombres y, creo, define lo que intento decir...


jueves, 10 de abril de 2014

Quita el aliento




Quita el aliento considerar que:

Usted tiene dos ojos, cada uno compuesto por 130 millones de células fotorreceptoras. En cada una de esas células, hay 100.000.000.000.000 (100 trillones) de átomos - eso es más que todas las estrellas de la Vía Láctea.
Sin embargo, cada átomo, en cada célula, en cada ojo formado en el núcleo de una estrella, hace miles de millones de años, no obstante, aquí están hoy en día, siendo utilizados para capturar la energía liberada a partir de ese mismo proceso.

Todo para expandir la conciencia, que eres tu

El universo tiene un interesante sentido de la ironía, de que tú eres el universo experimentándose a sí mismo - Todo lo que eres es un pensamiento.

De una publicación en una red social...


miércoles, 9 de abril de 2014

Wu Wei




Muy feliz era el ciempiés,
hasta que el sapo una vez
le dijo: "¿qué orden al andar siguen tus remos?"
lo cual forzó su mente a tal extremo
que, enloquecido, a una zanja fue a caer
mientras pensaba cómo hacer para correr.

Extraído de:
http://elmanuscritozen.blogspot.com.ar/2013/02/de-como-wu-wei-no-deja-nada-sin-hacer.html


Trampas




El propósito de una trampa para peces es cazar peces y, cuando éstos han sido capturados, la trampa queda olvidada.El propósito de un cepo para conejos es cazar conejos. Una vez capturados éstos, el cepo cae en el olvido.El propósito de las palabras es transmitir ideas. Una vez captada la idea, las palabras quedan olvidadas.¿Dónde podría yo encontrar a un hombre que haya olvidado las palabras? Es con él con quien me gustaría hablar.

Chuang-Tzu


A Chuang-Tzu no le dicen nada las palabras y las fórmulas acerca de la realidad, sino la captación existencial directa de la realidad en sí misma. Tal captación es, por necesidad, oscura y no se presta a análisis abstractos. Puede ser presentada en forma de una parábola, de una fábula o de una historia graciosa acerca de una conversación entre dos filósofos... Pero la totalidad de las enseñanzas, el "camino" contenido en estas anécdotas, poemas y meditaciones, son características de cierta mentalidad, que aparece por doquier en el mundo, un cierto gusto por la simplicidad, por la humildad, la autodifuminación, el silencio y, en general, la negativa a tomar en serio la agresividad, la ambición el empuje y la prepotencia que debe uno exhibir para funcionar dentro de la sociedad.
Este otro es un "camino" que prefiere no llegar a ninguna parte en el mundo, ni siquiera en el terreno de algún logro supuestamente espiritual.
Para Chuang-Tzu, como para los evangelios, perder la propia vida es salvarla, y perseguir salvarla para propio bien es perderla... Hay una renuncia al mundo que encuentra y salva al hombre en su propia casa, que es el mundo de Dios.
De cualquier manera, el "camino" de Chuang-Tzu es misterioso, porque es tan sencillo que puede recorrerse aún sin que sea en absoluto un camino. Lo que desde luego no es, es una "salida". Chuang-Tzu hubiera estado de acuerdo con san Juan de la Cruz en que se entra en este tipo de camino cuando se abandonan todos los caminos y, en cierto modo, uno se pierde.

De "Una Nota para el Lector", de Thomas Merton, en el libro "El Camino de Chuang-Tzu"


martes, 8 de abril de 2014

Sea como sea




Sople como sople el viento,
vaya como vaya el mundo,
¡a mí me va bien!

Anónimo Taoísta

Del libro Silencioso Tao, de Raymond Smullyan





Espejo claro




"Los cristianos se ven obligados a convencer a los paganos y a los ateos, con el fin de salvar sus almas, de que Dios existe. Los ateos se ven obligados a convencer a los cristianos de que la creencia en Dios es una superstición primitiva e infantil, que hace un gran daño al verdadero progreso social. Y, a causa de ello, pelean sin cesar los unos con los otros.
Mientras tanto, el Sabio taoísta se sienta tranquilamente junto a un río, tal vez con un libro de poemas, un vaso de vino y algunos artilugios para pintar, disfrutando del Tao a su gusto, sin tan siquiera preocuparse de si éste existe. El Sabio no necesita afirmar al Tao; ¡está demasiado ocupado disfrutando de él!"

Raymond Smullyan - Silencioso Tao


lunes, 7 de abril de 2014

Alma y dolor




“En el dolor uno se hace cada vez más sensible; es el sufrimiento quien prepara y labra el terreno para el alma, y el dolor que produce el arado al desgarrar el interior, prepara todo fruto espiritual.” 


Stefan Zweig


domingo, 6 de abril de 2014

Shakespeare in love




“Quien eres tú que entre nocturnas sombras sorprendes de este modo mis secretos.”

“Yo pretendo que haya poesía en mi vida, y aventura, y amor.
No la artística impostura del amor, sino el amor que es capaz de derrumbar la vida, impetuoso, ingobernable como un ciclón en el corazón ante el que nada se puede, ya te arruine o te embelese.
Yo debo sentir ese amor.”

“Ella es la enfermedad y la cura al mismo tiempo.”

“Si no recuerdas la más ligera locura en que el amor te hizo caer, no has amado .El amor consuela como el resplandor del sol después de la lluvia. En la amistad y en el amor se es más feliz con la ignorancia que con el saber. Es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras.”

"Vos no tenéis alma, ¡Cómo vais a entender el vacío que busca un alma amiga!"

"Palabras, palabras, palabras. Una vez poseí ese don. Hacia el amor con ellas como el alfarero hace cuencos con el barro. Ese amor que derrumba imperios, amor capaz de unir dos corazones frente al fuego del infierno y el azufre. Por seis peniques por verso podría provocar un motín en un convento. Pero ahora, ... 

"- Todo saldrá bien. 
- ¿Cómo? 
- No lo se, es un misterio." 

"- ¿Todo acabará bien para los amantes?
- En el cielo tal vez. No es una comedia lo que escribo" 



Como un ciego...




Por eso ando, formulando plegarias a las que no se responde, y sin tener, tan ciego, más guía que un leve calor en mis palmas marchitas

Antoine de Saint-Exupéry, en Ciudadela, Capítulo CCXIII



Me encanta esto... una hermosa forma de describir esa búsqueda.

El santuario de la cumbre




La cumbre, el monasterio.
Ya es noche. Alzo la mano
y toco a las estrellas.
Hablo en voz baja: temo
que se despierte el cielo.

Li Tai Po


Conversación en la montaña




¿Me preguntas por qué habito
en estas colinas verdes jade?
Yo sonrío. No hay palabras para expresar
el sosiego de mi corazón.
¡Que fascinante la flor del melocotón
arrastrada por la corriente del agua!
Aquí vivo en otro reino
más allá del mundo de los hombres.

Li Tai Po


sábado, 5 de abril de 2014

Elogio del Fracaso




El atento examen de las crónicas del barrio de Flores permite adivinar un cierto placer en la derrota y una vergüenza secreta en el triunfo.
Los Hombres Sensibles han producido numerosas apologías del fracaso. Sus enemigos sostuvieron siempre que tales expresiones no eran más que un pálido intento por demostrar que sus melancólicos destinos eran el efecto deseado de conductas acertadas.
Como quiera que sea, es un hecho que los muchachos del Ángel Gris acompañaban menos a los victoriosos que a los perdedores.
Tal vez hay en el éxito una salud grosera que debió repugnar a aquellas almas elegantes.
Ya mismo hay que decir que existieron personajes extremos, capaces de llevar estos curiosos criterios hasta los distritos de la locura. Así, ciertos sujetos obtusos no se contentaron con soportar el fracaso: lo buscaron apasionadamente.
Pero si encontrar lo que se busca es un éxito, buscar el fracaso conduce irremediablemente a la paradoja: si uno no alcanza el fracaso, padecerá el éxito; si uno lo alcanza, habrá obtenido lo buscado y eso también es el éxito.
Como nadie, Almafuerte sintió que la frustración es la meta final de todo destino y sospechó que para compadecer cabalmente era necesario abismarse en la desgracia y aun en la infamia. También él despreció al virtuoso y al triunfador:

Yo repudié al feliz, al potentado, 
Al honesto, al armónico y al fuerte... 
¡Porque pensé que les tocó la suerte, 
como a cualquier tahúr afortunado!

Puede concebirse un pesimismo todavía más hondo: el universo es tal vez un fracaso. Vivimos entre los restos melancólicos de un propósito maravilloso que salió mal. Resisto aquí la tentación de extenderme en una alegoría.
La murga o sociedad filosófica "Los Fracasados de Flores" auspiciaba las caídas, las derrotas y la ruina. Nunca alcanzaron a establecerse en un local y nadie acudía a las reuniones, quizá porque así estaba previsto.
Adivinamos aquí un fracaso deseado, un renunciamiento. Sin embargo los murgueros más ortodoxos propugnaban otra clase de frustración, la peor de todas: el fracaso de quien paga todos los precios del éxito, de quien vendería su alma por triunfar, pero no encuentra quien se la compre.
Otra polémica interesante es la que se refiere a la publicidad de la derrota.
Un grupo juzgaba imprescindible pregonarla: así como mantener una hazaña en secreto es signo de nobleza, conviene difundir nuestras vergüenzas a los cuatro vientos.
Otros postulaban el fracaso silencioso. Humildemente alcanzo a adivinar una tercera e ínfima categoría: el fracaso inconsciente. Alguien pierde y no sabe que pierde o -peor aun- cree que gana. De los centenares de destinos y empresas malogradas del barrio del Ángel Gris, hemos elegido algunos para ilustrar esta monografía.

El cantor olvidado

Tal vez integró la antigua orquesta de Anselmo Graciani o acaso tuvo su propio conjunto de guitarras. Testimonios no muy confiables lo han juzgado apenas inferior a Gardel, pero más alto. No quedan discos suyos y en verdad jamás grabó. Muchos barrios se disputan su nacimiento: Flores, Caballito, Caseros, Villa Luro.
Los Refutadores de leyendas afirman que nunca existió o que se trataba realmente de varios cantores reducidos a uno por la pereza de la memoria popular.
Los empresarios de espectáculos y las emisoras de radio no alcanzaron a apreciar su talento. AI parecer, tampoco cantaba en festivales ni en clubes. Para decirlo brutalmente, no se sabe dónde cantaba este hombre, si es que cantaba. Su repertorio y su estilo no se recuerdan ya. Su propio nombre se ha perdido y ya quedamos pocos, muy pocos, que recordamos su olvido.

La silbatina universal

El viejo proyecto de Héctor Scarpa -ya mencionado otras veces en estas notas- consistía en establecer un día, una hora exacta, un instante preciso en que todos los habitantes del mundo silbaran a las estrellas para indicar su disconformidad con el universo.
En este sueño consumió su vida. Realizó giras, imprimió folletos, entrevistó a dirigentes políticos, solventó campañas publicitarias y -dentro de sus cortas posibilidades- recorrió el mundo.
Algunos ensayos parciales no estuvieron mal. Pero al llegar el gran día, apenas si se escucharon algunos chiflidos de sus amigos y familiares. Muchos testigos aseguran que desde el norte llegó el eco de algunos aplausos.
Ya en plena decadencia, Scarpa recorría las calles solitarias abucheando amaneceres o burlándose de la Cruz del Sur, que lo exasperaba con su sangre de pato.

El mural de la pizzería San Carlos

Lucio Cantini -según se sabe- era un pintor de respetable talento. Es cierto que vendía pocos de sus cuadros, pero éste es un destino bastante frecuente en su profesión.
Tenía el artista un especial entusiasmo por las pinturas murales. Conocía todas las técnicas y había ideado métodos de trabajo ciertamente novedosos.
Sucede -desde luego- que casi nadie encarga murales y en veinte años de actividad, Cantini había concretado solamente tres obras de ese género, dos de las cuales correspondían a paredes de su modesta pieza. Pero una tarde de verano, Héctor Saponare, propietario de la pizzería San Carlos, le encargó que pintara totalmente una extensa pared del local que aparecía demasiado triste y vacía.
El artista aceptó sin discutir precios. Adivinó que aquel muro vacante era la posibilidad de su consagración.
Dos años tardó en preparar la pared, para preservarla de la humedad de los baños del fondo y del calor del horno en los tramos del frente. Intentó infinidad de bocetos, que el pizzero fue rechazando uno por uno.
El Pensamiento Puro, hostilizado por las fuerzas de la pasión y el desenfreno.
Los últimos instantes del caos esperando el acto creador, donde las cosas no son todavía, pero presentan ya la fuerza de su posibilidad.
Protágoras de Abdera, Parménides y Zenón de Elea, Empédocles de Agrigento, Thales de Mileto, Pirrón de Elis y Sócrates de Atenas discutiendo en el Hades con Diógenes Laercio, biógrafo de todos ellos.
El íntegro equipo de Boca en 1954 derrotando a las huestes infernales, entre las que se adivinaban jugadores de River e Independiente.
Finalmente Saponare -sin mucho entusiasmo y después de exigir algunas correcciones- aprobó el diseño definitivo.
Se trataba de "Las Cinco Edades del Criollo", pintura de tradición gauchesca, que seguía en cierto modo la inspiración de Hesíodo.
En el fondo, cerca de los excusados, la Raza de Oro. Allí se veían despreocupados paisanos comiendo frutos silvestres, bebiendo leche de oveja y perpetuamente jóvenes.
Más adelante, la Raza de Plata, con criollos pendencieros e ignorantes, sometidos a sus madres.
Luego la Raza de Bronce, comedores de carne que se complacían en la guerra.
Casi en el frente, la cuarta raza, también de bronce, pero más noble y generosa.
Finalmente la raza actual, de hierro: paisanos crueles e injustos que sin embargo -y tal vez para complacer al propietario- comen pizza y beben moscato con actitud satisfecha.
Cantini formó un equipo de ilustradores, dibujantes, coloristas, ayudantes y aprendices. En su apogeo, el trabajo ocupó a setenta y cinco personas. A pesar de las protestas del pizzero, protegió la pared con altos biombos, para que los parroquianos no pudieran vislumbrar las miserias de una obra inconclusa.
Cuatro años pasó el artista colgado de los andamios, retocando figuras y dando personalmente casi todas las pinceladas.
Se dice que, contrariando los bocetos, aparecían en ciertos templetes inscripciones forasteras como "Pida Flan con Crema" o "Saque vale en la caja"; líneas menos propias de Hesíodo que del pizzero Saponare.
Cuando el portentoso mural estaba a punto de terminarse, el comerciante informó a Cantini que había vendido la pizzería. El nuevo propietario tenía pensado revestirlas paredes de fórmica y prohibió a Cantini y sus colaboradores el ingreso al local. Hoy la gigantesca alegoría yace bajo paneles relucientes y espejos horrorosos.
Pero en un ángulo, casi pegada al techo, una pequeña mano emerge del innoble revestimiento, como pidiendo socorro.
Lucio Cantini se retiró para siempre del arte. Cada tanto aparece por la pizzería, pide una porción de anchoa y un moscato y sueña con el día improbable en que los paisanos se sacudan para siempre las infames prisiones sintéticas que les imponen los mercaderes.

El sueño del pibe

Francisco fue siempre crack. Manejaba la pelota como nadie, era rápido y remataba con las dos piernas. Los vecinos de la calle Granaderos se asomaban para verlo hacer maravillas en el empedrado. Jugó en muchos equipos infantiles y después en algunos cuadros de barrio bastante fuertes.
Su sueño era jugar en primera. Conocer la fama, bañarse en ovaciones. También codiciaba la fortuna: casas, autos, dinero, seguridad para su familia.
Una tarde, cierto dirigente de un club grande lo vio en un picado.
Realizó algunos entrenamientos con los profesionales y anduvo bastante bien. Al final lo probaron en un amistoso de verano contra el Ferencvaros de Hungría.
La cancha estaba llena. Faltaba un minuto e iban cero a cero. Tomó la pelota, sereno en su acción. Eludió a dos hombres y enfrentó al arquero. Pensó en el futuro, en el contrato, en su nombre repetido por las muchedumbres, en los viajes, en la gloria.
Le salió un tiro miserable, mordido, pifiado y la pelota pasó a tres metros del arco.
Jugó un par de encuentros en reserva y después se consiguió un trabajo bastante bueno en el ferrocarril.

Enrique Argenti y la duquesa de Padua

No ha existido en la historia del teatro un fracaso tan pertinaz como el de la compañía del director Enrique Argenti con "La Duquesa de Padua", de Oscar Wilde.
Gracias a un golpe de suerte en la quiniela, Argenti cubrió los papeles con buenos actores, ensayó bastante e hizo una puesta decorosa en el teatro Fénix de la calle Rivadavia. Los fondos le alcanzaron también para publicidad y difusión.
El día del estreno no fue nadie, La obra se representó igualmente ante los carameleros y se dice que Argenti compuso dignamente el personaje de Simone Gesso, duque de Padua, que se había reservado.
Tampoco asistió nadie a la segunda función, ni a la tercera, ni a la cuarta.
El dato es impresionante. Aun en las peores temporadas, alguien se presenta: un amigo, un familiar, un vecino. Pero pasaron las semanas y los meses y no se vendió una sola entrada.
Inútil fue regalar invitaciones en los colegios y en los comercios. Los críticos y periodistas tampoco acudieron nunca.
Pero Argenti tenía plata y tesón. La obra siguió en cartel. Al cumplir un año de funciones ininterrumpidas, el hecho se anunció con afiches y altavoces. La sala siguió desierta.
Es cierto que en el segundo año la disciplina de la compañía se aflojó algo. Algunos actores faltaban y nadie los reemplazaba, cosa que deslucía las representaciones. Los derrotistas y cínicos que nunca faltan añadían párrafos chuscos al texto de Wilde, con el ínfimo pretexto de que estaban solos.
Al cumplir 1.000 representaciones, Argenti se cansó o se fundió y La Duquesa de Padua bajó de cartel.
La historia tiene, pese a todo, un final feliz.
Después de tres años de obra sin público, Enrique Argenti concibió la idea del público sin obra, nulo espectáculo con el que llenó salas teatrales en todo el país. La gente iba, pero los actores no, y ante el escenario desierto, el público se emocionaba, lloraba o reía y aplaudía, imaginando a capricho situaciones geniales. Pero esto ya pertenece al mundo de los éxitos.


La murga Los Fracasados de Flores se ha roto en mil pedazos, como quiere la primera acepción del diccionario.
Queda aún entre nosotros la sombra de la idea según la cual el fracaso ennoblece. En todo caso, mirando a ciertas personas que triunfan, cualquiera siente un poco de ganas de fracasar, siquiera para no parecerse a esa morralla.
Nos queda también la sublime piedad que nos inspiran los fracasados.
Mis lágrimas más sinceras han sido convocadas por viejos violinistas, vendedores de poesías y recitadores que reciben la burla de los pajarones.
Una última reflexión de alguien que ha jugado mucho.
Quizá en la carpeta celeste, el que gana pierde y el que pierde, gana.
Buenas tardes.

Alejandro Dolina - Crónicas del Ángel Gris


¿Quién está ahí?




Un sabio persa llegó a las puertas del cielo y llamó.
Al otro lado, la voz de Dios le preguntó: "¿Quién está ahí?", y el sabio respondió: "Soy yo". La voz replicó: "En esta Casa no hay sitio para ti y para mí".
El sabio se marchó y pasó muchos años meditando profundamente en esta respuesta.
Volvió al cielo por segunda vez, la voz le hizo la misma pregunta y de nuevo el sabio respondió: "Soy yo". 
La puerta siguió cerrada.
Al cabo de unos años volvió por tercera vez y, cuando llamó a la puerta, la voz le preguntó una vez más: "¿Quién está ahí?" Y el sabio gritó: "¡Eres tú mismo!"
...La puerta se abrió.

Relato persa, extraído del libro de Alan Watts "La Sabiduría de la Inseguridad"



viernes, 4 de abril de 2014

Belleza




En el umbral del Jardín de Pan Yun-Tuan, junto a la puerta de la luna, colgaban estos caracteres:

美しさは徐々に浸透


LA BELLEZA PENETRA GRADUALMENTE


Lo que vemos




"Tal como somos, así vemos."

R. W, Emerson


Vi algo puro, hermoso, atemporal...

Los acontecimientos y mi mente me hicieron dudar de lo visto pero ahora lo se, lo que vi con la inocencia con la que fue vista por primera vez, cuando no había expectativas, era real... es real. Solo que siempre se empañan las cosas reales con las interpretaciones del ego...
Claro, no alcanza solo con ver... incluso no alcanza solo con saber distinguir dónde se perdió el sentido del camino. Debo trabajar sobre el error y subsanarlo. Debo sublimar eso hasta que, como en el kintsugi, todo vuelva a ser como en su origen... pero con las grietas que reflejan ese aprendizaje.
Seguramente era lo que debía aprender...



jueves, 3 de abril de 2014

Justicia




Pero vino el que me interrogó sobre la justicia,
- ¡Ah! -le dije-. Si conozco actos equitativos, nada conozco sobre la equidad. Es equitativo que se te alimente de acuerdo con tu trabajo. Es equitativo que se te atienda si estás enfermo. Es equitativo que seas libre si eres puro. Pero la evidencia no va muy lejos... Es equitativo lo que está de acuerdo con el ceremonial.
Exijo del médico que atraviese el desierto, aunque sea sobre los puños y las rodillas para curar la herida de un hombre. Aunque ese hombre fuese un descreído. Porque fundo así el respeto del hombre. Pero ocurre que el imperio está en guerra contra el imperio del descreído, exijo de mis soldados que atraviesen el mismo desierto para extender al sol las entrañas del mismo descreído. Pues así fundo el imperio.
-Señor... no te entiendo.
-Me gusta que los forjadores de clavos, que cantan los cánticos de los mercaderes de clavos, tiendan a saquear los instrumentos de los aserradores de tablas para servir a los clavos. Me gusta que los aserradores de tablas tiendan a pervertir a los forjadores de clavos, para servir a las tablas. Me gusta que el arquitecto que domina burle a los aserradores de tablas que protegen a los clavos y a los forjadores de clavos que protegen las tablas. Porque de esa tensión de lineas de fuerza, nacerá el navío y nada espero de los aserradores de tablas sin pasión que veneran los clavos, ni de los forjadores de clavos sin pasión que veneran las tablas.
-¿Honras, pues, el odio?
Digiero el odio y lo supero, y solo honro el amor. Pero ocurre que él sólo se anuda al navío sobre tablas y clavos.
Y me retiré, y dirigí a Dios esta plegaria:

-Acepto como provisionales, Señor, aunque no sea de mi etapa distinguir la llave de la bóveda, las verdades contradictorias del soldado que busca herir y del médico que busca curar. Yo no concilio, en tibio brebaje, bebidas heladas y calientes. No deseo que se hiera y se cure moderadamente. Castigo al médico que niega su atención, castigo al soldado que niega sus golpes. Y no me importa si las palabras se sacan la lengua. Porque ocurre que esa única celada, cuyos materiales son dispares, se apodera de mi captura en su unidad, que es tal hombre, de tal cualidad, y no de otra.
Tanteando, busco tus divinas lineas de fuerza, y carente de evidencias que no son de mi estadio, digo que tengo razón en la elección de los ritos del ceremonial si ocurre que con ellos me libero y respiro. Tal como mi escultor, Señor, a quien satisface cierto movimiento del pulgar hacia la izquierda, aunque no sepa decir por qué. Pues solo así le parece que confiere poder a su arcilla.
Yo voy a ti como se desarrolla el árbol según las lineas de fuerza de su semilla. El ciego, Señor, nada conoce del fuego. Pero el fuego tiene lineas de fuerza sensibles en las palmas. Y él anda a través de las zarzas, porque toda mutación es dolorosa. Señor, yo voy a ti, por tú gracia, a lo largo de la cuesta de las transmutaciones.
Tu no desciendes hacia tu creación, y para instruirme nada puedo esperar más que el calor del fuego o la tensión de la semilla. Igual que la oruga que nada sabe de las alas. No espero ser informado por el teatro de títeres de las apariciones de arcángeles; porque no me dirán nada que valga la pena. Inútil es hablar de alas a la oruga, como del navío al forjador de clavos. Basta con que existan, por la pasión del arquitecto, las líneas de fuerza del navío. Por la simiente, las lineas de fuerza de las alas. Por la semilla, las líneas de fuerza del árbol. Y que tú, Señor, simplemente seas.
Señor, glacial es a veces mi soledad. Y reclamo un indicio en el desierto del abandono. Pero me enseñaste durante un sueño. Comprendí que todo indicio es inútil, porque si eres de mi etapa no me obligas a crecer. Y ¿qué puedo hacer conmigo, Señor, tal como soy?
Por eso ando, formulando plegarias a las que no se responde, y sin tener, tan ciego, más guía que un leve calor en mis palmas marchitas, y alabándote sin embargo, Señor, de que no me respondas; pues si hallé lo que busco, Señor, acabé de transmutarme.
Si hicieses llegar al hombre, gratuitamente, el paso del arcángel, el hombre estaría cumplido. Ya no aserraría, ya no combatiría, ya no curaría. No barrería ya su pieza ni querría a la amada, Señor, ¿se extraviaría al honrarte con su caridad entre los hombres, si te contemplase? Cuando está construido el templo, veo el templo y no las piedras.

Señor, heme aquí, viejo y con la debilidad de los árboles cuando el invierno sopla. Cansado de mis enemigos como de mis amigos. Insatisfecho en mi pensamiento por estar sujeto a matar y a curar a la vez; porque de ti me viene la necesidad, que hace tan cruel mi suerte de dominar todos los opuestos. Y sin embargo, constreñido a subir, formulando menos preguntas, suprimiendo preguntas, hacia tu silencio.
Señor, con aquel que reposa al norte de mi imperio y fue mi enemigo amado, con el único verdadero geómetra, mi amigo, y conmigo mismo que, ¡ay!, he pasado la cresta y dejo atrás a mi generación como en la pendiente ahora acabada de una montaña, dígnate hacer la unidad para tu gloria, adormeciéndome en el hueco de esas arenas desiertas donde mucho trabajé.

Antoine de Saint-Exupéry, en Ciudadela, Capítulo CCXIII


miércoles, 2 de abril de 2014

Delicadeza




No todo lo que escribo da como resultado una realización, resulta más una tentativa. Lo que también es un placer. Pues no todo quiero abarcar. A veces quiero sólo tocar. Después lo que toco a veces florece y los otros pueden tomarlo con las dos manos.

Clarice Lispector


Cajas estériles




Te he dicho: no se trata de esclavos ciegos, todas las opiniones están en todos los hombres. No porque los hombres sean versátiles, sino porque su verdad interior es verdad que no se halla en las palabras, vestiduras a su medida. Y precisas un poco de esto, un poco de aquello...
Porque has simplificado por medio de la libertad y la sujeción. Y oscilas entre uno y otro porque la verdad no está en cada uno, ni entre los dos, sino fuera de ambos. Pero ¿qué azar te permitiría asir en una sola palabra tu libertad interior? 
Las palabras son como cajas estériles. ¿Y cómo lo que te engrandece podría caber en una caja estéril?

Antoine de Sait-Exupéry, en Ciudadela, Capítulo CLII



Ritos




Porque te asombras del poder de mis ritos o de mi camino de campaña. Y al asombrarte te ciegas.
Observa al escultor: lleva en él algo inenunciable. Porque nunca es enunciable lo que pertenece al hombre y no al esqueleto de un hombre pasado. Y el escultor amasa para transportarlo a un rostro de arcilla.
Así pues, caminabas y has pasado delante de su obra y has mirado ese rostro quizá arrogante, quizá melancólico, después has continuado tu camino. Y ya no eras el mismo. Débilmente convertido, pero convertido, es decir: vuelto e inclinado en una nueva dirección, por corto tiempo quizá; pero por un tiempo.
Un hombre, pues, experimentaba un sentimiento informulable: dio algunos golpes con el pulgar en la arcilla. Colocó su arcilla en tu camino. Y he aquí que te cargas, si tomas esa ruta, con el mismo sentimiento informulable.
Y eso mismo si han transcurrido cien mil años entre su gesto y tu pasaje.

Antoine de Saint-Exupéry, en Ciudadela, capítulo CLVI


Canción de las simples cosas




Uno se despide insensiblemente de pequeñas cosas,
Lo mismo que un árbol en tiempos de otoño se queda sin hojas.
Al fin la tristeza es la muerte lenta de las simples cosas,
Esas cosas simples que quedan doliendo en el corazón.

Uno vuelve siempre a los viejos sitios en que amó la vida,
Y entonces comprende como están de ausentes las cosas queridas.
Por eso muchacho no partas ahora soñando el regreso,
Que el amor es simple, y a las cosas simples las devora el tiempo.

Demorate aquí, en la luz mayor de este mediodía,
Donde encontrarás con el pan al sol la mesa tendida.
Por eso muchacho no partas ahora soñando el regreso,
Que el amor es simple, y a las cosas simples las devora el tiempo.

Uno vuelve siempre a los viejos sitios en que amó la vida.

Armando Tejada Gómez - Cesar Isella


Actualidad




Si quieres que algo mengüe,
debes antes permitir que se expanda.
Si quieres librarte de algo,
debes antes permitir que florezca.
Si quieres tener algo,
debes antes permitir que sea dado.
A esto se llama la sutil percepción
de cómo son y suceden las cosas.

Lo blando puede a lo duro.
Lo lento puede a lo rápido.
Que tus obras permanezcan en el misterio.
Muestra sólo a la gente el resultado.

Lao-Tse, Tao-Te-Ching, Capítulo 36


A propósito de los tiempos que se viven y de los que vivo...




martes, 1 de abril de 2014

Aliviar




-Hacer que una cosa sea más ligera quitándole peso

-Aligerar, hacer menos pesada [una cosa]; quitar [a una persona o cosa] parte del peso que sobre ella carga

-Soliviar

-Hacer que una cosa, especialmente una molestia física o una enfermedad, disminuya en intensidad y sea menos grave o dolorosa

-Quitar parte del peso de algo y volverlo más liviano




-Decir eso que pesaba en el corazón...


Introspección




La introspección no es un lujo ni una huida individual, es un derecho y casi una condición para conseguir una sociedad lo más armónica posible: sólo mirándose uno mismo se puede ser capaz de saber mirar al otro, de interpretar lo que nos rodea

En las horas que pasó Kafka frente al espejo arreglándose el pelo está el germen de una de las más lúcidas miradas sobre el siglo XX.

En sus últimos años, desde la cama, Proust no hizo otra cosa que repasar su vida y con ello nos dejó una obra que es también un ensayo sobre la condición humana y el reflejo de la organización social de su tiempo. No hay otro modo de mirar más que de adentro hacia afuera, lo que vemos pasa por el filtro de nuestros propios miedos, deseos y obsesiones. Pensar en uno mismo inevitablemente lleva a pensar en la organización social, ya que es ahí donde uno, sin remedio, se integra. Es el “conócete a ti mismo” socrático, nada nuevo, comprenderse es comprender la naturaleza humana, y así, la tensión entre individualismo y sociedad desaparece. O al menos se suaviza.

Extraído de:

http://www.eldiario.es/zonacritica/horas-paso-Franz-Kafka-espejo_6_242935739.html



Siempre necesitamos del espejo para conocernos. A primera vista parecería superficial el conocimiento que nos puede devolver un espejo... parecería una actividad superficial y vanidosa, sin embargo, no hay otra manera de conocernos que parándonos frente a un espejo. Claro, los espejos no necesariamente son esos de cristal pintado, no, los mejores son esos espejos vivos con los que nos cruzamos casualmente o, quizás, no tan casualmente (sincronicidad), en nuestras vidas y nos devuelven imágenes de lo que somos. Cada uno de esos distinto al otro, cada uno devolviendo imágenes distintas con las que vamos construyendo nuestra imagen final. 

Si te miro es porque necesito verme...
Si te quiero es porque esa imágen que me devolves la intuyo esencial, una parte muy importante de mi propio yo (de acá saldrá el mito de la media naranja?)
Cortazar decía:

Qué vanidad imaginar
que puedo darte todo, el amor y la dicha,
itinerarios, música, juguetes.
Es cierto que es así:
todo lo mío te lo doy, es cierto,
pero todo lo mío no te basta
como a mí no me basta que me des
todo lo tuyo.
Por eso no seremos nunca
la pareja perfecta, la tarjeta postal,
si no somos capaces de aceptar
que sólo en la aritmética
el dos nace del uno más el uno.
Por ahí un papelito
que solamente dice:
Siempre fuiste mi espejo,
quiero decir que para verme tenía que mirarte.


...Siempre fuiste mi espejo,
quiero decir que para verme tenía que mirarte.


Los Napoleones del fin de semana

  Hay un brillo inquietante en sus ojos cuando acuden cada sábado a la cita. Llegan uno tras otro, casi furtivamente, con sus cajas y reglam...