sábado, 31 de mayo de 2014

Barro tal vez




Si no canto lo que siento
me voy a morir por dentro
he de gritarle a los vientos hasta reventar
aunque sólo quede tiempo en mi lugar
si quiero me toco el alma
pues mi carne ya no es nada
he de fusionar mi resto con el despertar
aunque se pudra mi boca por callar
ya lo estoy queriendo
ya me estoy volviendo
canción barro tal vez.... 
y es que esta es mi corteza
donde el hacha golpeará
donde el río secará para callar
ya me apuran los momentos
ya mi sien es un lamento
mi cerebro escupe ya el final del historial
del comienzo que tal vez reemprenderá
si quiero me toco el alma
pues mi carne ya no es nada
he de fusionar mi resto con el despertar
aunque se pudra mi boca por callar
ya lo estoy queriendo
ya me estoy volviendo canción
barro tal vez... 
y es que esta es mi corteza
donde el hacha golpeará
donde el río secará para callar

Luis Alberto Spinetta


viernes, 30 de mayo de 2014

Hay un pájaro azul en mi corazón




Hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí dentro, no voy
a permitir que nadie
te vea.
hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero yo le echo whisky encima y me trago
el humo de los cigarrillos,
y las putas y los camareros
y los dependientes de ultramarinos
nunca se dan cuenta
de que está ahí dentro.
hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí abajo, ¿es que quieres
montarme un lío?
¿es que quieres
mis obras?
¿es que quieres que se hundan las ventas de mis libros
en Europa?
hay un pájaro azul en mi corazón
que quiere salir
pero soy demasiado listo, sólo le dejo salir
a veces por la noche
cuando todo el mundo duerme.
le digo ya sé que estás ahí,
no te pongas
triste.
luego lo vuelvo a introducir,
y él canta un poquito
ahí dentro, no le he dejado
morir del todo
y dormimos juntos
así
con nuestro
pacto secreto
y es tan tierno como
para hacer llorar
a un hombre, pero yo no
lloro,
¿lloras tú?

Charles Bukowsky

Abraza la oscuridad




La confusión es el dios
la locura es el dios

la paz permanente de la vida
es la paz permanente de la muerte.

La agonía puede matar
o puede sustentar la vida
pero la paz es siempre horrible
la paz es la peor cosa
caminando
hablando
sonriendo
pareciendo ser.

no olvides las aceras,
las putas,
la traición,
el gusano en la manzana,
los bares, las cárceles
los suicidios de los amantes.

aquí en Estados Unidos
hemos asesinado a un presidente y a su hermano,
otro presidente ha tenido que dejar el cargo.

La gente que cree en la política
es como la gente que cree en dios:
sorben aire con pajitas
torcidas

no hay dios
no hay política
no hay paz
no hay amor
no hay control
no hay planes

mantente alejado de dios
permanece angustiado

deslízate.

Charles Bukowsky


Los más raros




No es frecuente verlos
porque donde hay multitud
ellos
no están.

Esos tipos raros no son
muchos,
pero de ellos
provienen
los pocos
cuadros buenos
las pocas
buenas sinfonías
los pocos
buenos libros
y otras
obras.

Y de los
mejores de los
extraños
quizás
nada.

Ellos son
sus propias
pinturas
sus propios
libros
su propia
música
su propia
obra.

A veces me parece
verlos
por ejemplo
cierto viejo
sentado en cierto
banco
de una cierta
manera
o
un rostro fugaz
en un automóvil
que pasa
en dirección
contraria
o
hay un cierto movimiento
en las manos
de un chico o una chica
que empaqueta
las cosas
en el supermercado.

A veces
incluso es alguien
con quien estuviste
viviendo
algún tiempo,
te vas a dar cuenta
de una mirada rápida
y luminosa
que nunca
le habías visto
antes.

A veces
sólo notarás
su
existencia
repentinamente
en un
vívido
recuerdo.

Algunos meses
algunos años
después de que se hayan
ido.

Recuerdo
a uno:
Tenía unos
20 años
iba borracho a
las 10 de la mañana
se miraba en un
espejo
resquebrajado
de Nueva Orleans,
un rostro soñador
contra los
muros
del mundo

¿Qué
ha sido
de mí?.

Charles Bukowski.


miércoles, 28 de mayo de 2014

Intuiciones




“A ti no te preocupan tanto los principios éticos y las respuestas tradicionales a las cuestiones tradicionales, porque muchos hombres han decidido no volverse a plantear tales cuestiones. Lo que te interesa más no son las respuestas formales ni las definiciones exactas, sino intuiciones difíciles en un momento de crisis humana. Tales intuiciones no pueden ser consoladoras ni bien definidas: son oscuras e irónicas. No se pueden traducir en un programa que resuelva todos los problemas de la sociedad, pero quizá hagan posible a alguna rara persona, acá o allá, seguir viva y estar despierta en un momento en que lo deseable es estar despierto: un momento de decisión definitiva, en que note una amenaza en las raíces de su propia existencia”.

Thomas Merton

Hey you




Hey you out there in the cold 
Getting lonely getting old 
Can you feel me? 
Hey you standing in the aisles 
With itchy feet and fading smiles 
Can you feel me? 
Hey you dont help them to bury the light 
Don't give in without a fight. 

Hey you out there on your own 
Sitting naked by the phone 
Would you touch me? 
Hey you with you ear against the wall 
Waiting for someone to call out 
Would you touch me? 
Hey you, would you help me to carry the stone? 
Open your heart, i'm coming home. 

But it was only fantasy. 
The wall was too high, 
As you can see. 
No matter how he tried, 
He could not break free. 
And the worms ate into his brain. 

Hey you, standing in the road 
Always doing what you're told, 
Can you help me? 
Hey you, out there beyond the wall, 
Breaking bottles in the hall, 
Can you help me? 
Hey you, don't tell me there's no hope at all 
Together we stand, divided we fall. 

Roger Waters - The Wall}


The Final Cut




A través de las lentes de ojo de pez de unos ojos bañados 
en lágrimas 
Apenas puedo definir la forma de este momento en el tiempo 
Y lejos de volar alto en cielos claros y azules 
Estoy descendiendo en espiral al agujero en el suelo donde me escondo. 

Si consigues sortear las minas esparcidas en la senda de entrada 
Y golpeas a los perros y engañas a los fríos ojos electrónicos 
Y sales ileso de la escopeta que amenaza en el vestíbulo 
Marcas la combinación, abres el escondrijo secreto 
Y, si yo estoy dentro, te diré lo que hay detrás del muro. 

Hay un muchacho que tuvo una gran alucinación 
Haciendo el amor con chicas de las revistas 
Se pregunta si estás durmiendo con tu recién hallada fe. 
¿Podría alguien amarlo? 
¿O no es más que un sueño fantasioso?. 

Y si yo te muestro mi lado oscuro 
¿Me abrazarás esta noche todavía? 
Y si te abro mi corazón 
Y te enseño mi lado débil 
¿Qué harías tú? 
¿Venderías tu historia a Rolling Stone? 
¿Te llevarías a los niños lejos 
Y me dejarías solo? 
Y sonreirías tranquilizadoramente 
Mientras susurras al teléfono? 
¿Me mandarías a la porra? 
¿O me llevarías a casa? 

Pensé que debía tener mis sentimientos desnudos, 
Pensé que debía echar abajo la cortina. 
Sostuve la hoja con manos temblorosas 
Dispuesto a hacerlo, pero justo entonces el teléfono sonó 
Nunca tuve el nervio suficiente para hacer el corte final.

Roger Waters - The Final Cut


sábado, 24 de mayo de 2014

Viajando...




“En cierto sentido siempre estamos viajando, y viajando como si no supiéramos a dónde estamos yendo.
En otro sentido, ya hemos llegado. No podemos llegar a la perfecta posesión de Dios en esta vida, y así es que siempre estamos viajando, y en tinieblas. Pero ya Le poseemos por la gracia, y además, en ese sentido, ya hemos llegado y moramos en la luz.
Pero, ¡qué lejos tengo que ir todavía para encontrarte, a Ti a quien ya he llegado!”

Thomas Merton - La Montaña de los Siete Círculos



Profeta




Para mí “vivir bien” significa conocer y apreciar algo de lo secreto, del misterio que encierro; lo que es intransmisible, que soy yo y no soy yo al mismo tiempo, que está en mí y por encima de mí. A partir de este santuario, debo tratar humilde y pacientemente de mantener a raya todas las intromisiones de violencia y autovalidación. En realidad, esas intromisiones no pueden penetrar en el santuario, pero pueden arrancarme de él y asesinarme ante el umbral oculto.

Thomas Merton - Tropiezos Celestiales


“Mensaje a los contemplativos del mundo”




“Hermano, el contemplativo no es el hombre que tiene visiones flamígeras del querubín llevando a Dios en su carro imaginario, sino sencillamente el que ha arriesgado su mente en el desierto más allá del lenguaje y de las ideas, allí donde Dios se encuentra en la desnudez de la confianza pura, es decir, en la total entrega de nuestra pobreza y de nuestra condición inacabada para dejar de aferrar nuestras mentes en un nudo sobre sí mismas, como si el pensar nos hiciera existir. El mensaje de esperanza que te ofrece el contemplativo es, pues, hermano, que no necesitas encontrar tu camino a través de la maraña del lenguaje y de los problemas que hay hoy en día en torno a Dios, sino que tanto si lo comprendes como si no, Dios te ama, está presente en ti, vive en ti, mora en ti, te llama, te salva y te ofrece una comprensión y una luz que no se parecen en nada a la que jamás hayas podido encontrar en libros o escuchado en sermones. El contemplativo no tiene nada que decirte salvo asegurarte que si te atreves a penetrar en tu propio silencio y te arriesgas a compartir esa soledad con otros solitarios que busquen a Dios a través tuyo, entonces recobrarás de verdad la luz y la capacidad de entender lo que está más allá de las palabras y de las explicaciones, porque está demasiado cerca como para ser explicado: es la unión íntima en la profundidad de tu corazón, del espíritu de Dios y de tu propio ser más íntimo y secreto, de modo que tú y Él sois en verdad un solo Espíritu. Te amo, en Cristo.”


(Thomas Merton, “Mensaje a los contemplativos del mundo”, 21 de agosto de 1967, en
respuesta a una petición expresa del Papa Pablo VI)

Quién soy...




“Si quieres saber quién soy yo, 
no me preguntes dónde vivo, 
o lo que me gusta comer, o cómo me peino; 
pregúntame, más bien, por lo que vivo, 
detalladamente, 
y pregúntame 
si lo que pienso 
es dedicarme a vivir plenamente 
aquello para lo que quiero vivir. 
A partir de estas dos respuestas, 
puedes determinar la identidad de cualquier persona” 

(My argument with the Gestapo. New Directions , New York 1975 pp. 160-161)
Thomas Merton


Del artículo "Las Páginas mas Bellas de Thomas Merton", leído en la web.

jueves, 22 de mayo de 2014

A quien amo...




Miró Zaratustra a la gente y se quedó sorprendido. Luego continuó hablando así:

“El hombre es una cuerda tendida entre el animal y el superhombre, una cuerda tendida sobre un abismo. Es peligroso cruzar al otro lado, es peligroso quedarse a medio camino, es peligroso mirar atrás, es peligroso echarse a temblar y es peligroso detenerse. La grandeza del hombre radica en que es un puente y no una meta; lo que hay en él digno de ser amado es que es un tránsito y un ocaso. Yo amo a quienes no saben vivir como no sea hundiéndose en su ocaso, pues ellos son los que cruzan al otro lado. Yo amo a los que desprecian mucho, pues ellos son los que veneran mucho; ellos son flechas del deseo lanzadas a la otra orilla. Yo amo a quienes no buscan más allá de las estrellas una razón para hundirse en su ocaso y sacrificarse, sino que se sacrifican en aras de la tierra para que surja de ella el superhombre. Yo amo a quien quiere vivir para conocer, y quiere conocer para que alguna vez aparezca el superhombre; y, de este modo, quiere su propio ocaso. Yo amo al que trabaja y crea para levantarle la casa al superhombre; al que prepara para él la tierra, el animal y la planta; pues, de este modo, quiere su propio ocaso. Yo amo a quien ama su virtud, pues la virtud es voluntad de ocaso y una flecha del anhelo. Yo amo a quien no se queda ni con una sola gota de espíritu, sino que quiere ser enteramente el espíritu de su virtud; y, así, cruza el puente bajo la forma de espíritu. Yo amo a quien convierte su virtud en su inclinación y su destino fatal. Y así, quiere seguir y no seguir viviendo por amor a su virtud. Yo amo a quien no pretende tener demasiadas virtudes, pues una sola virtud es más virtud que dos, ya que es un nudo más fuerte al que queda sujeto el destino fatal. Yo amo a aquel cuya alma se da por entero y no pretende que se lo agradezcan ni que le devuelvan nada; pues entrega siempre y no quiere conservarse a sí mismo. Yo amo a quien, cuando le favorece la suerte en los dados, se pregunta avergonzado: “¿Estaré haciendo trampas?”: pues ese quiere perecer. Yo amo a quien, antes de obrar, lanza palabras de oro y cumple más de lo que promete; pues ese quiere su ocaso. Yo amo a quien justifica a las generaciones futuras y redime a las pasadas; pues ese quiere perecer por la generación presente. Yo amo a quien castiga a su dios porque lo ama; pues la ira de su dios acabará haciéndole perecer. Yo amo a quien tiene un alma profunda hasta cuando le hieren, y que puede perecer ante cualquier exigencia insignificante; pues ese cruza el puente de buen grado. Yo amo a quien tiene un alma tan colmada que se olvida de sí, y lo tiene todo dentro de él; pues a ese todo lo hunde. Yo amo a quien tiene un espíritu y un corazón libres; pues su mente no es sino la entraña de su corazón, y su corazón le impulsa al hundimiento. Yo amo a todos los que son como pesadas gotas que van cayendo una a una del nubarrón suspendido sobre los hombres, pues esos anuncian el rayo y perecen por anunciarlo. Yo anuncio el rayo y soy como una pesada gota que cae del nubarrón. ¡Y ese rayo se llama superhombre!”

F. Nietzsche - Así habló Zaratustra



domingo, 18 de mayo de 2014

Libertad




Recuerda que eres libre, infinita y trágicamente libre...
Tu libertad no tiene límites reales.
Eres libre en la medida que quieras serlo o, más precisamente,
en la medida que soportes serlo...

Tegularius

martes, 13 de mayo de 2014

Instrucciones para Andar en Bicicleta




Las instrucciones para andar en bicicleta, me doy cuenta, sirven para casi cualquier asunto, aunque a veces uno pierda de vista las razones más útiles, traspapeladas en la agenda del día y el tono rojizo de un cielo perturbado.

No importa, volvamos al tema: las instrucciones para andar en bicicleta. Lo que hay que saber, quería resumir yo, para que la niña no se cayera al suelo recibiendo en la tierra el beso del miedo en la frente. El miedo que después te acompaña, el miedo que no es zonzo.

Entonces, después de sostener su marcha desde el fondo del asiento, empecé a soltarla de a poquito. La mayoría de las cosas funcionan así, ¿no? de a poquito, aunque uno quisiera que fuera de otra manera, de un tirón. Aprender todo de un tirón.

Una pareja miraba la escena, con un cachorro de raza que festejaba la libertad del verde amplio y un grupo de chicos se juntaba en una ronda a conversar, mientras la niña hacía equilibro con el manubrio de su independencia.

Uno contrasta la información que tiene en su historia y ahora, tarde pero seguro, le ofrece a sus padres cierta indulgencia cayendo en un lugar común del tamaño de una piñata.

El caso es la negociación con el azar y lo que uno puede hacer: los gurises aprenden todos los días una herramienta para andar por sí solos y al mismo tiempo los padres deben soltar algo a sabiendas que no hay alternativa más que confiar en lo que hemos hecho y lo que vendrá nacido de sus manos. Desde que empiezan a caminar, desde que se alimentan solos, desde que aprenden a andar en bicicleta.

Entonces son un poco más ellos y un poco menos uno. Tienen su modo. Entonces los recibe el mundo, tal cual uno lo conoce y entonces, también, esperamos que ellos encuentren su modo de andar, de sostener el manubrio, olvidar el miedo y viajar, en lo posiblemente, sin caer muy a menudo.

Yo se que ella se va acordar de este momento alguna vez y muchas veces. Pongo lo mejor de mí en la campaña proselitista de mi recuerdo y evito los retos y el tono alto que utilizó mi padre para largarme de la esquina de mi casa, cuesta abajo, sin muchos prólogos. Ella es nena, además, recontra nena, desde los rulos a la sonrisa, la forma de usar su cuerpo y la voz suavecita que me abraza el sueño.

Me entusiasmo, pero no se mucho más que repetir: Tené el manubrio firme, mantené el equilibrio y nunca dejes de pedalear, la idea es que andes por donde quieras y si dejás de pedalear te caes para un costado. No tengas miedo o si tenés miedo, pedaleá más fuerte, que lo importante es no caerse y si te caés no importa, te levantás y listo, te largas de nuevo.

De diferentes formas, generalmente con menos palabras, digo lo mismo un par de docenas de veces, hasta que la niña sale sola unos 30 metros, lejos de mi, sola ella, sobre el césped de la costanera media, al pie de la barranca, buscando a la mamá en el camino para ofrecerle su gracia.

Hay millones de cosas más por aprender, pero en esa lista interminable, entre los primeros lugares deben estar las instrucciones para andar en bicicleta. “Tené firme el manubrio, mantené el equilibrio, no dejes de pedalear porque te caes para un costado, olvidate del miedo y si tenés miedo pedaleá más fuerte”. Eso, calculo, sirve para casi cualquier asunto. Como tener muchos y buenos amigos, como hacer del amor una causa y el sentido principal de los días mientras dura la marcha.



Julián Stoppello de la Redacción de Entre Ríos Ahora
http://entreriosahora.com/instrucciones-para-andar-en-bicicleta/#comment-3447

Hermann Hesse - La Infancia de un Mago

La Infancia de un Mago:



¿Tú lees a Hermann Hesse? ha sido una pregunta que he hecho muchas veces en mi vida porque me parece importante saberlo. Quiero saber algo de la persona a quien pregunto, algo central, una especie de complicidad, de participación de un secreto, de un misterio que no tiene un nombre muy preciso, pero que ahí está: yo sé que tú sabes lo que yo sé, «no para todos, sólo para algunos». Siento un misterio en torno a Hesse, que es central en su vida, en sus novelas y maneras de ver el mundo. No le pregunto a otros si leen a Proust, Mann, Rilke o Eliot, no, no es lo mismo. Hesse dice que a los trece años se dio cuenta de que quería ser poeta, todo su propósito de vida fue en torno a esta decisión, en una lucha con muchas dificultades. Decía que no había ninguna carrera que enseñara a ser poeta, era un camino que había que seguir con la propia orientación a través de la vida. «Se nace poeta, no es poeta el que quiere llegar a serlo». «Es un honor ser poeta, un poeta conocido y afortunado». Pertenecía a una familia de pastores protestantes, que habían vivido parte de su vida en la India, tanto sus padres como también su abuelo, lo que tendría gran influencia en su crecimiento, sus creencias y sus novelas. Su relación con su madre fue muy importante, lo que él destaca en su afición por la música.Nació en 1877, en Calw, al sur de Alemania. Su niñez la relata como llena de riquezas: «Había adquirido importantes enseñanzas para la vida mucho antes de mis años de colegio. Conocía mi pueblo palmo a palmo, sus gallineros, sus bosques, sus huertos de frutas, sus talleres. Conocía sus arboles, sus pájaros, sus mariposas. Sabía muchas canciones. Sabía silbar”. Su adolescencia fue muy difícil en la búsqueda de lograr ser escritor. Estudió dos años Teología, que luego dejó; desempeñó muchos oficios diversos: asistente de un taller mecánico, ayudante de una fábrica de relojes de torre, vendedor de libros y escritor de poemas. Siguió estudios en forma personal. «Entre mis 16 años y mis 20 años, no sólo llené cientos de cartillas con mis primeros ensayos de poeta. Conocí además la mitad de la literatura mundial y estudié con tenacidad la historia del arte, las lenguas y la filosofía, que hubiera bastado cumplidamente para unos estudios oficiales».Los primeros libros que le hicieron ser y sentirse un real escritor fueron: «Hermann Laucher », «Peter Camenzind» y «Bajo la rueda», escritos entre 1901 y 1907. Todos de gran contenido autobiográfico y muy conectados con las dificultades de la adolescencia. En estos libros, como en toda su obra, sobresale su sensibilidad hacia la interioridad de las personas y la naturaleza, en una descripción de paisajes, viajes, amistades, amores, crisis, búsquedas, incertidumbres, siempre predominando lo poético y lo misterioso de estar en el mundo.En 1911, junto con un amigo pintor, hace un largo viaje a la India, que tendrá mucha importancia en sus obras posteriores,Antes de la Primera Guerra Mundial vive en Suiza. En 1914 entra en crisis con el militarismo alemán, con Alemania y sus gobernantes, siendo acusado de «deslealtad y traición a la patria», por sus opiniones pacifistas y su crítica al gobierno. En esa época muere su padre y su matrimonio entra en serias dificultades por una enfermedad mental de su esposa. Se separan y él también es afectado profundamente por una gran crisis emocional. Todo su mundo se desmorona. «...la pérdida de mi casa, de mi familia y de mis bienes y comodidades. Era un tiempo en que a diario me despedía y a diario me asombraba de que pudiera soportar y seguir viviendo y de que tuviera todavía cierto amor a la vida, que sólo me causaba dolor, desengaño, decepción y pérdidas.» Se ve obligado a buscar ayuda. Es psicoanalizado por el Dr. Lang, discípulo de C. G. Jung, entre los años 1916 y 1917. Esta enfermedad, su crisis y su camino de salida pasan a ser muy marcadoras en la vida de Hesse. Tiene 40 años, alcanza una mayor conexión y comprensión de su propia persona y de su estructura interna. Todo esto pasa a tener gran influencia en el resto de su obra. En 1919 aparece publicado «Demián», donde se logra ver la influencia del psicoanálisis tanto como el cambio en la imagen que tiene de su vida. El mismo escribe en sus cartas que esta terapia fue para él muy importante en aclarar sus conflictos internos y su visión del mundo, pero que a nivel de la creación artística no cree que tenga una influencia importante, ni que a través del psicoanálisis se pueda comprender lo artístico. Demián es llamada una «novela educativa» porque nos muestra el crecimiento de su personaje, Sinclair, con todas sus dificultades, teniendo como guía cercano o interior, a Demián, un joven más maduro que puede estar dentro o fuera de Sinclair. Muestra la niñez y la adolescencia con todas sus crisis, descubrimientos, incertidumbres y búsquedas. Es un relato «interior» donde desde la intimidad del personaje enfoca sus miedos, sus amores y admiraciones, sus símbolos y creencias, su permanente evoIución. Esta novela tuvo mucha aceptación en la juventud de posguerra europea. 
Desde 1919 vive en Lugano, Suiza, en un lugar que no dejará más, Montagnola. En 1921 se hace ciudadano suizo. Continúa su lucha por la paz y se asocia a otros escritores, como Romain Roland. En este período comienza una larga amistad con Thomas Mann. En 1922 se publica «Siddharta». Desde la niñez Hesse había sentido una gran cercanía con la India por sus padres y su abuelo. Esta novela es un relato poético, poema «índico», sobre la vida de Siddharta que sigue muy de cerca la vida del Buda. Abandona el hogar, se une a un grupo de ascetas, aprende del Buda y luego vive una vida dedicada al mundo de los sentidos. Vuelve a la búsqueda personal y, después de muchas aventuras, termina trabajando como barquero en un río, donde logra su plenitud espiritual. La novela es como una leyenda llena de símbolos sobre el mundo y el destino del hombre, como el Río, Buda, la Totalidad, la Liberación del Samsara, lo Divino. Es una visión espiritual de la vida, la búsqueda de un sentido y de la interpretación del mundo.Si en «Siddharta» se nos describe el proceso de la salvación de un hombre en un mundo lejano y místico, en «El Lobo Estepario», se nos trae a un mundo caótico y despiadado, donde Harry Haller vive su realidad de intelectual a los 48 años, donde apenas puede soportar el estar vivo, a pesar de una formación personal de gran inteligencia, erudición y honores académicos. Era un «lobo entre los corderos de la sociedad burguesa», atrapado en sus propias contradicciones y ambigüedades, deseoso de ser cuidado, protegido y a la vez querer destruir este sistema. Era un intelectual solitario, tenía una idea de hacia dónde podía caminar, pero no lo podía hacer por sí mismo. Estando al borde del suicidio, conoce a una mujer, Armanda, que lo comienza a conectar con sus emociones más primarias y su sensualidad. Por ella comienza una evolución interna hacia otra manera de verse a sí mismo. Por intermedio de otra mujer, María, y de Pablo, un músico, llega al Teatro Mágico, donde tiene una visión y una vivencia de su ser interno real. Se conecta con los Inmortales, seres de un desarrollo superior, que han trascendido el mundo de los conflictos y las polaridades y viven en el espíritu. Ellos son de otra realidad y «condenan» a Harry Haller a la risa, a reírse de sí mismo, de lo que le sucede y del mundo.En 1927 publica «El Lobo Estepario» y en 1930, «Narciso y Golmundo». Esta última novela continúa la permanente pregunta de Hesse: ¿Cómo superar la dualidad interna del ser humano? ¿Cómo unir en paz la parte espiritual y mental, con la emoción, pasión y sentimiento? Es un conflicto permanente del ser humano, que aparece de diferentes formas en sus obras. Aquí es llevado a la Edad Media, en un convento católico, en dos personajes, dos monjes, que siempre sentimos que son uno solo. Narciso es asceta, introvertido, racional, claro, cierto, algo monótono y predecible como todo lo virtuoso. Goldmundo, «Boca de Oro», es lo opuesto: sensual, extravertido, artista, buscando la parte femenina o a la Naturaleza, lleno de aventuras amorosas, peligros de muerte, mucho más humano que Narciso, más imperfecto, atrayente, «por completarse», siempre busca a la Madre. Al final del relato se juntan, como las partes de un mismo ser. Por medio de la creación artística logran unirse los polos de espíritu y naturaleza. Es un relato de gran atractivo literario por su forma poética, los personajes tan opuestos, la presencia permanente de la muerte y el amor, y los misterios y conflictos de la Edad Media.
Hesse siempre buscó un ideal de vida en el espíritu, que muestra en forma parcial en sus novelas como algo por alcanzar. En «El Viaje al Oriente» y el "Juego de Abalorios" desarrolla este ideal, procurando verlo desde adentro, como ya existente. Sus personajes centrales están en ese mundo, son parte y servidores de una comunidad, de un ideal de vida realizado en la tierra. Ya no son destinos individuales en lucha con sus demonios o lobos interiores, son destinos colectivos compartidos.«El Viaje al Oriente» trata sobre un viaje interior, espiritual, de los miembros de una logia secreta. Externamente sucede en el sur de Alemania, Suabia, y en Suiza, lugares donde vivió Hesse. El personaje central se llama H. H. y el otro Leo, él es un «dócil sirviente que complace a todos, el más humilde entre los humildes». El narrador es H. H., que para ello ha tenido que romper un voto de silencio sobre la orden. Por esto ya no puede relatar la verdad más profunda de este grupo, la que, al desertar, es olvidada. El «secreto» de la orden lo ha perdido, por lo que el intento del relato es muy difícil. En esta novela muestra la búsqueda del «oriente personal» y colectivo, con un relato de simultaneidad de diferentes épocas de la historia.Escribir «El Juego de Abalorios» le llevó casi once años de trabajo. Es su última novela importante, para algunos su obra de mayor profundidad. Fue publicada en 1943. El relato se sitúa en el año 2400, en un momento catastrófico de la cultura occidental, de materialismo, guerras, ansiedad, dolor. Es tan grande la decadencia espiritual existente que se forma una provincia llamada Castalia, donde podrán mantenerse estos valores y desarrollar la música, la filosofía, las artes, entre personas que vivirán sólo para eso. Se relata la vida de Joseph Knetch (knetch significa siervo), que ingresa desde niño a esta comunidad y llega a ser Maestro del Juego de Abalorios, (Magister Ludi). Describir el juego de Abalorios no es posible, sólo se nos dan algunas ideas sobre éste. Se trata de una actividad que busca la unión y relaciones, y su posibilidad de intercambio y juego entre los diferentes aspectos del conocimiento espiritual humano. Es un anhelo de totalidad y simultaneidad entre el arte, la filosofía y la vida. Un ejemplo podría ser las relaciones e intercambios posibles entre una música de Bach, las variaciones del latín entre el siglo XIII y XV, y la pinturas de Giotto. Knetch hace un largo recorrido en esta comunidad espiritual, conoce sus problemas, propone cambios. Es influido por un monje benedictino, el Pater Jacobus, en su visión del mundo y de Castalia. Luego de llegar a ocupar el rol más importante y representativo de este lugar, en un acto aparentemente paradójico, por una crisis interna se retira para vivir una vida personal e individual y muere, inesperadamente, al nadar en un lago

Hermann Hesse vivió el resto de su vida en Montagnola, bastante aislado. Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1946, y ese mismo año el Premio Goethe en Alemania, donde su obra había sido quemada y prohibida por el nacionalsocialismo. Su obra alcanzó gran difusión en Europa y en forma muy importante en España y Latinoamérica . Murió en 1961 a los 84 años, habiendo logrado «ser un poeta conocido y afortunado».

Escrito biográfico, acerca de Hermann Hesse escrito por Hernán Baeza y publicado en la web en el blog:
http://mertonpito.blogspot.com.ar/


Zen




“Cuando en algún lugar se pudre la carroña, los pájaros carnívoros vuelan en círculos; descienden. Vida y muerte son dos. Los vivos atacan a los muertos para su propio beneficio. Nada pierden, con esto, los muertos. Salen gananciosos, tal vez, cuando de ellos alguien se sirve. O por lo menos así parece, si es que debemos considerar esto en términos de ganar y perder.
¿Nos abocaremos al estudio del Zen, entonces, en la creencia de que con ello ganaremos algo? Esta pregunta no pretende constituirse en velada acusación. Pero sin embargo es una pregunta muy seria. Allí donde se alborota en torno a la “espiritualidad”, la “iluminación” o simplemente la “puesta en onda”, a menudo no hay más que buitres bajando sobre un cadáver. Sus merodeos, su vuelo circular, su descenso, esta celebración de una victoria, en fin, no son lo que pretende el Estudio del Zen, aunque en otro contexto puedan resultar ejercicios de singular utilidad, porque enriquecen a los pájaros del deseo.
El Zen nada enriquece. No hay cuerpo alguno que podamos hallar. Las aves pueden acudir y volar en círculos, durante un tiempo, sobre el lugar donde se cree está el cadáver. Pero muy pronto se marchan hacia otros parajes. Cuando ya no están, aparece de pronto la “nada”, el “no cuerpo” que allí estaba. Este es el Zen. Lo que no ha cesado de estar allí, todo el tiempo, sin que se apercibiera las aves devoradoras de carroña: no es el tipo de presa que ellas codician”.

"El Zen y los Pájaros del Deseo" - Thomas Merton


Arte




"El arte vuela en torno de la verdad, pero con la decidida intención de no quemarse. Su habilidad consiste en encontrar un lugar, en la vacía oscuridad, donde la luz, sin que nadie se diera cuenta antes, se pueda recibir muy intensa."

Franz Kafka



Fe Equivocada




"Si aquello que se dice fue destruido en el paraíso terrestre era destruible, no se trataba por cierto de lo esencial; pero si era indestructible vivimos en una fe equivocada."

Franz Kafka


lunes, 12 de mayo de 2014

Ser




No existe el tener, existe solamente el ser: ese ser que aspira hasta el último aliento, hasta la sofocación.
En un tiempo no comprendía porqué no recibía respuesta a mi pregunta, hoy no comprendo cómo pude engañarme hasta llegar a preguntar. Pero no es que me engañase, preguntaba, solamente.

Franz Kafka

Juzgar




"La única capaz de juzgar es la parte en litigio, pero ésta, en cuanto tal, no puede juzgar. Por lo que en el mundo no existe una verdadera posibilidad de juicio, sino sólo un reflejo."

Franz Kafka

Me encanta Kafka, que tipo genial. Como todos los espíritus enormes, habla consigo mismo, no tiene interlocutores válidos. No porque no haya gente inteligente o capaz, desde cierto punto de vista, sino porque  éstos no pueden ver los cuervos... esos que pueden destruir los cielos, con solo la disposición de hacerlo


Cielo... o Cuervos




"Los cuervos afirman que basta un solo cuervo para destruir el cielo. La cosa es indudable, pero no prueba nada contra el cielo, porque cielo significa precisamente incompatibilidad con los cuervos."

Franz Kafka.

Túnel




Nosotros, vistos con nuestros ojos sucios de tierra, nos encontramos en la situación de un grupo de viajeros en ferrocarril que han sufrido un accidente en un túnel, precisamente en un punto donde no se ve ya la luz de la entrada, y en cuanto a la de la salida, parece tan minúscula que la vista ha de buscarla continuamente y perderla continuamente, mientras tanto, ni siquiera se tiene la seguridad de si se trata del principio o del fin del túnel. Entre tanto, en torno de nosotros, en el desorden de nuestros sentidos o en su hipersensibilidad, se da una multitud de monstruos y una especie de juego caleidoscópico fascinante o fatigante, según el humor y las heridas de cada uno.
¿Qué debo hacer? o bien: ¿Por qué debo hacerlo?, no son preguntas que se mediten ahí dentro.

Tercer Cuaderno en Octavo - Franz Kafka


Perdiendo el Camino




La historia universal, la escrita como la transmitida, no suelen servirnos de nada; en cambio, la intuición humana suele apartarnos del camino, pero de cualquier manera nos guía, no nos abandona. Así, por ejemplo, la tradición relativa a las siete maravillas del mundo ha estado siempre acompañada de rumores de que existía una octava, y hasta se han contado cosas sobre esta octava maravilla que llegan a contradecirse, pero cuya inseguridad se atribuía a la oscuridad de aquellos tiempos remotos.

Segundo Cuaderno en Octavo - Franz Kafka

Estoy perdiendo el camino.
El camino verdadero pasa por una cuerda, que no está tendida en alto sino sobre el suelo. Parece dispuesta más para hacer tropezar que para que se la recorra.

Tercer Cuaderno en Octavo - Franz Kafka


domingo, 11 de mayo de 2014

El Extranjero




- Hombre enigmático, dime a quién amas más:
¿a tu padre, a tu madre, a tu hermana o a tu hermano?
- No tengo padre ni madre, ni hermano ni hermana.
- ¿Tus amigos?
- Usa una palabra cuyo sentido me es desconocido
hasta hoy.
- ¿Tu patria?
- Ignoro bajo qué latitud está ubicada.
- ¿La belleza?
- Con gusto la amaría, diosa e inmortal.
- ¿El oro?
- Lo odio tanto como usted a Dios.
- ¿Qué amas entonces, extraordinario extranjero?
- Amo las nubes... las nubes que pasan... allá...
allá... ¡maravillosas nubes!

El Spleen de París, de Charles Baudelaire


Spleen




A ARSÈNE HOUSSAYE

Mi querido amigo, le envío una obrita que no tiene ni pies ni cabeza porque aquí todo es pies y cabeza a la vez, alternativa y recíprocamente. Considere las admirables comodidades que ofrece a todos esta combinación, a usted, a mí y al lector. Podemos cortar donde queremos, yo mi ensueño, usted el manuscrito y el lector su lectura, porque no supedito su esquiva voluntad al hilo interminable de una intriga superflua. Sustraiga una vértebra y los dos trozos de esta tortuosa fantasía se unirán sin esfuerzo. Córtelo en muchos fragmentos y verá que cada cual puede existir separado. Con la esperanza de que algunos de estos pedazos sean lo bastante vívidos para gustarle y divertirlo, me atrevo a dedicarle la serpiente entera.
Tengo una pequeña confesión que hacerle. Hojeando por lo menos una vigésima vez el famoso Gaspard et la Nuit de Aloysius Bretrand (¿acaso un libro que conocemos usted yo y algunos amigos no tiene todo el derecho a ser llamado famoso?) se me ocurrió intentar algo parecido y aplicar a la descripción de la vida moderna -mejor dicho, una vida moderna y más abstracta- el procedimiento que él aplicó a la pintura de la vida antigua, tan extrañamente pintoresca.
¿Quién no ha soñado el milagro de una prosa poética, musical, sin ritmo y sin rima, tan flexible y contrastada que pudiera adaptarse a los movimientos líricos del alma, a las ondulaciones de la ensoñación y a los sobresaltos de la conciencia? 
Esta obsesión nace de frecuentar las grandes ciudades, del entrecruzamiento de sus incontables relaciones. También usted, mi querido amigo, trató de traducir en canción el grito estridente del vidriero y de expresar en prosa lírica sus desoladoras resonancias cuando atraviesan las altas brumas de la calle y llegan a las buhardillas. 
A decir verdad, temo que mi celo no me haya traído felicidad. Apenas iniciado el trabajo me di cuenta de que estaba muy lejos de mi misterioso y brillante modelo y que además hacía algo -si puede llamarse algo a esto- singularmente diferente. Este accidente enorgullecería a cualquier otro, pero humilla profundamente a un espíritu para quien el más grande honor del poeta es cumplir exactamente con lo que había proyectado hacer.
Su muy afectuoso

                           C. B.

Fragmento de "El Spleen de París", de Charles Baudelaire


sábado, 10 de mayo de 2014

Caer de veras




"Infeliz, pobre infeliz que no sabrá nunca lo que es caer de veras, tirarse en la mitad de la vida desde el trampolín más alto."

Julio Cortázar


No se puede...




"No se puede querer lo que quiero, y en la forma en que lo quiero, y de yapa compartir la vida con los otros. Habría que saber estar solo y que tanto querer hiciera su obra, me salvara o me matara."

Julio Cortázar


viernes, 9 de mayo de 2014

Viejito y solo






Cómo me gusta Miguelito!!!!
Me siento tan identificado...



Miguelito (Miguel Pitti)

Amigo de Mafalda, un año menor. Es más soñador que Felipe y acostumbra hacerse preguntas complejas y absurdas sobre la realidad. Es también más inocente que el resto de la pandilla de amigos, y pasa de etéreas reflexiones («¿Cómo hará el tiempo para doblar las esquinas en los relojes cuadrados?») a típicas quejas de niño («¡Siempre yo, siempre yo!... ¿no puede ir otro a hacer los mandados?»). Hijo único, suele discutir con su madre —aparentemente estricta— sobre sus deberes infantiles. Es algo egoísta y un enfervorizado defensor de Benito Mussolini, entusiasmo que le fue inculcado por su abuelo. Es directo y sincero con las personas, pudiendo llegar a parecer cruel en algunos momentos, pero aceptando con humildad y sin acritud las críticas recibidas.

Su cabello recuerda a un conjunto de hojas (o, a decir de sus amigos, a una planta de lechuga) y siempre viste un overol con tiradores.


jueves, 8 de mayo de 2014

Elogio de la Renuncia




En el barrio de Flores siempre se sintió admiración por las renuncias. La gente distinguida apreciaba como muestra de buen gusto el rechazo de honores, dignidades, premios y cargos públicos.
Durante mucho tiempo no existieron recomendaciones escritas al respecto. Ninguno de los autores del barrio se ocupó del asunto para clasificarlo y ordenarlo.
Los Hombres Sensibles se limitaban a aplaudir cada renuncia, sin detenerse a meditar el carácter ético o estético de los gestos individuales. De cualquier manera, ya se sabe que los muchachos del Ángel Gris confundían casi siempre lo bueno con lo hermoso y verdadero. No es extraño encontrar en sus textos referencias a teoremas canallescos, flores mentirosas y corajes vistosos. Nadie puede sospechar que esta adjetivaciones se propusieran el asombro: eran la expresión cabal de hombres a quienes las propiedades del bismuto solían parecerles una compadrada.
Este caos inicial del espíritu renunciante dura hasta la aparición de una pequeña antología realizada por Manuel Mandeb. Se titulaba Ni aún me lo pidan de rodillas y consistía - como ya puede adivinarse - en una colección de renuncias memorables. El libro comienza con una del propio Mandeb, que no tiene fecha y que reviste la forma literaria del telegrama. Los glosadores se inclinan a creer que su texto original fue mucho más breve que el que figura en la antología. Y en realidad es muy probable que el autor haya querido amenguar los estragos que las tarifas del correo suele hacer en el estilo literario de sus clientes.
Al parecer, Manuel Mandeb expone en esta pieza su decisión de declinar el cargo de cadete en la Farmacia Ghigliotti de Caseros, a causa de graves desinteligencias filosóficas y empresarias con la conducción de la firma.
Siguen a ésta veintinueve renuncias de toda índole.
Merece destacarse la número doce, suscripta por el doctor Ángel D. Molina Acosta y dirigida al administrador del edificio en el que vivía, con copia a cada uno de los copropietarios. En realidad es el anuncio de la inminente mudanza del doctor Molina Acosta, pero al hombre se le antojaba esta actitud como una renuncia a su carácter de inquilino.
Vale la pena transcribir la número veinte, aunque no sea por su brevedad:
“Yo no me llamo cincuenta pesos”.
Firmado: Ramón.
La antología de Mandeb es de lo peor que ha escrito el polígrafo árabe. Pero sus consecuencias fueron notables. Su lectura despertó en muchas personas la conciencia de una vocación renunciante. Y los más emprendedores comprendieron las ventajas de reunirse y asociarse, para brindarse mutuo apoyo, para esclarecer puntos oscuros y para difundir la doctrina en los barrios bárbaros.
Así nace la Sociedad de Renunciantes de Flores.
Los maliciosos afirman que esta gente pasaba la mitad del tiempo eligiendo presidentes y la otra mitas considerando sus renuncias. Esto es casi cierto, pero no puede negarse que han dejado una serie de pensamientos muy interesantes, especialmente en estos tiempo, en los que nadie renuncia a nada.
Todo socio o simpatizante de la entidad tenia como obligación principal la de hacer obra para merecer algo. Muchos emprendían carreras universitarias, otros trabajaban durante años en casas de comercio, los menos elegían el camino del arte.
En algún momento el tesón o el talento eran reconocidos. Y ahí empezaba la verdadera tarea: rechazar ese reconocimiento. Los médicos renunciaban a su título. Los amanuenses a su ascenso. Los artistas al renombre. De este modo, la culminación de los esfuerzos de toda la vida consistía en renunciar a la recompensa.
Semejante postura espiritual debía ir acompañada en todos los casos por una conducta digna y humilde. Los renunciantes jamás se dejaban tentar por la notoriedad. Iban siempre a menos. Si por su mente cruzaba un argumento feliz para refutar a algún pedante, se lo guardaban. Muchas veces pasaban por cobardes, sobrándoles cuero para ser corajudos. No cobraban los billetes premiados y se iban al mazo con el as de bastos.
Como ocurre siempre con las grandes corrientes filosóficas, no tardaron en aparecer heresiarcas.
El primer problema que se presentó era bastante previsible: muchos socios que se empeñaban en tareas ciclópeas llegaban al final del camino sin que nadie les ofreciera gratificación alguna. Mandeb y otros ortodoxos sostuvieron que la verdadera renuncia es anterior al premio, debe yacer en el espíritu y no necesita hacerse manifiesta.
Pero esto era demasiado para algunos afiliados no del todo fuertes. Y así, muchos apresurados empezaron a renunciar públicamente a distinciones que nadie les había ofrecido.
En 1967, el arquitecto Mario Cuenca, que ya no era joven y que nunca había sobresalido, se permitió renunciar anticipadamente a su nominación como uno de los diez jóvenes sobresalientes del año. Su carta causó sorpresa entre los funcionarios, que ni siquiera lo conocían. Cuenca no recibió ni el módico halago de la aceptación de su renuncia.
Sin embargo, su ejemplo hizo escuela. Muy pronto los socios de la agrupación dejaron de hacer méritos para dedicarse tan sólo a renunciar.
La fundación Nobel, el Circulo de Periodistas Deportivos, las academias y los colegios recibían docenas de notas firmadas por los hombres de Flores, deseosos de rechazar cualquier eventual medalla.
Ya se puede uno imaginar el catastrófico efecto de este nuevo criterio.
Gandules que renunciaban a empleos que no tenían. Galanes que rompían con novias ajenas. Indoctos que rechazaban cátedras inalcanzables.
Parelelamente, la proverbial dignidad de los renunciantes se fue deteriorando. Empezaron a aparecer falsos virtuosos que se jactaban de resistir tentaciones que no sentían. Y eso - come bien lo afirma Mandeb - no constituye en verdad hazaña ninguna. Leamos el pensador de Flores.
“La virtud no consiste en privarse de lo que a uno no le gusta. ¿Qué mérito representa el no tomar guindado si uno detesta esa bebida? El verdadero virtuoso es aquel que a todas horas siente deseos de tomar guindado y no lo hace. Por eso, cuanto mayor sea el número de tentaciones que nos acechen, más grande será también nuestra ocasión de ejercer la virtud. Un hombre sin tentaciones jamás podrá ser santo.”
Hay que aclarar que ni Manuel Mandeb, ni la mayoría de los Hombres Sensibles de Flores pertenecieron a la Sociedad de Renunciantes de un modo efectivo. Miraron con simpatía las actividades del grupo y sufrieron ante su decadencia.
Con los años, las ramas heréticas fueron multiplicándose. Unos atorrantes de la calle Morón decían haber renunciado a la renuncia. No se privaban entonces de nada: se entregaban a los placeres más guarangos y de yapa de jactaban de su alta condición moral. “Nada nos gustaría más que renunciar al juego, al alcohol, a los lupanares y al dulce de leche. Pero hemos renunciado a renunciar.”
Un grupo de esteticistas de la avenida Gaona entendía la renuncia como una de las artes literarias. De este modo nace la renuncia-ficción, género que únicamente exige la redacción de un texto, sin que esto implique el abandono de nada. Hay que reconocer que algunas obras surgidas de este cenáculo son primorosas.
Las hubo melancólicas, apasionadas y hasta versificadas, como ésta que transcribimos:

“Informo con la presente
que a partir de este momento
al cargo que yo detento
renuncio redondamente.
Lo saluda atentamente
Ángel Natalio Formento.”

Después también hubo escisiones entre los literarios y los más recalcitrantes se condenaron al silencio.
Otras manifestaciones artísticas tuvieron lugar en la calle Pedernera, donde se cantaban canciones de renuncia, aunque los cantores gustaban de hacerse rogar durante horas.
Pintores renunciantes parece que no existieron, aunque ciertos críticos creían ver en los cuadros del famoso plástico Lucio Cantini una especie de renuncia, aunque no acertaban a explicarse en qué consistía.
El último y tal vez más agudo de los sectores disidentes fue el de la calle Boyocà, que sostenía que cualquier conducta lleva implícita una renuncia a otra conducta posible. El que se dirige al norte ha renunciado al Sur, al Este y al Oeste. El que toma mate amargo ha renunciado al azúcar y el que lo toma dulce ha renunciado a la amargura. Vivimos renunciando, aunque no lo sepamos.
Como puede verse, la intención primitiva había quedado muy lejos. El demasiado análisis condujo a los neorrenunciantes hacia el lado de los tomates.
hoy, los estrictos consejos morales de la primera época se nos antojan exagerados.
Pero quizás convenga que todos nosotros los examinemos minuciosamente. No está tan mal renunciar de vez en cuando. La verdadera nobleza consiste en hacer lo que uno debe, sin esperar recompensa ninguna. Tampoco está mal darle cierta ventaja a la vida. Después de todo, el que pierda puede alardear aunque pierda.
Y una cosa más. Si no podemos enorgullecernos de lo que hemos hecho, que nos quede por lo meno el orgullo de lo que no hemos querido hacer.

© Alejandro Dolina - Crónicas del Ángel Gris 
Ediciones Colihue, 1986


miércoles, 7 de mayo de 2014

Menos y más




"Cada vez iré sintiendo menos y recordando más."

Julio Cortázar

Y, finalmente, el recuerdo también se irá...

Melancolía




"La melancolía de una vida demasiado corta para tantas bibliotecas. Cuando creés que has aprehendido plenamente cualquier cosa, la cosa lo mismo que un iceberg tiene un pedacito por fuera y te lo muestra, y el resto enorme está más allá de tu límite."

Julio Cortázar


Ojo que mira...




"El calidoscopio ha dado una pequeña vuelta, y otras leyes rigen este mundo en el que sólo persiste un elemento común: mi ojo que mira, que mira"

Julio Cortázar


No me bastaba...




"Yo creo que desde muy pequeño mi desdicha y mi dicha al mismo tiempo fue el no aceptar las cosas como dadas. A mí no me bastaba con que me dijeran que eso era una mesa, o que la palabra "madre" era la palabra "madre" y ahí se acaba todo. Al contrario, en el objeto mesa y en la palabra madre empezaba para mi un itinerario misterioso que a veces llegaba a franquear y en el que a veces me estrellaba."

Julio Cortázar


Marginalia




Marginalia (plurale tantum) es el término general para designar las notas, glosas y comentarios editoriales hechos en el margen de un libro. El término también se usa para describir dibujos y manuscritos ilustrados medievales. No se deben confundir las marginalia con signos, marcas (por ejemplo estrellas, cruces, entre otros) o garabatos hechos por el lector en los libros.
El término fue acuñado por Samuel Taylor Coleridge quien realizó extensas notas al margen en todos los libros que leyó. Ya han sido publicados cinco volúmenes que reúnen únicamente sus marginalia. 

Edgar Allan Poe tituló algunas de sus reflexiones como Marginalia.

"Al adquirir libros he procurado siempre que tuvieran amplios márgenes, no tanto por amor a los bellos volúmenes como por la facilidad que ofrecen para anotar allí los pensamientos que sugieren, coincidencias y desacuerdos de opinión o breves comentarios críticos en general. Si lo que debo anotar excede de los estrechos límites de un margen, lo escribo en una tira de papel que coloco entre las páginas, cuidando de fijarla con ayuda de una mínima cantidad de goma." (Poe)

El creador de El cuervo señalaba, además, que dicha actividad le proporcionaba «placer», y la definía del siguiente modo:

"Las anotaciones puramente marginales, que no apuntan a la libreta de memorándums, tienen carácter propio, y su claro propósito consiste en no tener propósito alguno; es esto lo que les da valor. Su puesto se encuentra algo más arriba de los comentarios casuales y desordenados de las charlas literarias, pues éstas no pasan con frecuencia de «charlas por la charla misma», que brotan irreflexivamente de la boca. La marginalia, en cambio, nace de apuntaciones deliberadas, porque la mente del lector desea descargarse de un pensamiento, por más petulante, tonto o trivial que sea; de un pensamiento, sí, y no meramente de algo que hubiera podido llegar a ser un pensamiento con el tiempo y bajo circunstancias más favorables. En la marginalia, además, nos hablamos a nosotros mismos, y, por tanto, lo hacemos con soltura, con audacia, con originalidad, con abandonnément, sin afectación..." (Poe)


"...En la marginalia, además, nos hablamos a nosotros mismos, y, por tanto, lo hacemos con soltura, con audacia, con originalidad, con abandonnément, sin afectación...", me encanta esto de que reflejan esas charlas con nosotros mismos, ese diálogo en el que construimos eso que somos, que pensamos... en el que hacemos el máximo esfuerzo por aclarar eso que nos desvela y es tan difícil de asir. Además de esas notas y escritos cortos, agregaría a las marginalias de nuestro pensamiento las lecturas, los aforismos sobre todo, esas ideas cortas que nos iluminan el camino o se nos vienen a la mente como un rayo uniendo cosas aparentemente inconexas...

https://flipboard.com/section/marginalia-tegularius-b2QGPh




Jung





"Uno no alcanza la iluminación fantaseando sobre la luz sino haciendo consciente la oscuridad… lo que no se hace consciente se manifiesta en nuestras vidas como destino…"

"A un hombre puedes quitarle sus dioses, pero sólo para darle otros a cambio”

"Creo sencillamente que alguna parte del yo o del alma humana no está sujeta a las leyes del espacio y del tiempo"

“La idea de un ser divino y omnipotente está por todas partes, si no con reconocimiento consciente, entonces con aceptación inconsciente … Por eso, considero que es más sabio reconocer conscientemente la idea de Dios; de lo contrario, otra cosa llega a ser dios, generalmente algo muy impropio y estúpido.”

“Todo lo que nos irrita de otros nos lleva a un entendimiento de nosotros mismos.”

"El encuentro de dos personas es como el contacto de dos sustancias químicas: si hay alguna reacción, ambas se transforman"

"Llegué muy pronto a una convicción de que si no se da una respuesta y solución desde lo interno a las relaciones de la vida, su significado es muy pobre. Las circunstancias externas no pueden sustituir a las internas. Por eso mi vida es pobre en acontecimientos externos. De ellos no puedo decir gran cosa, porque lo que dijera me parecería vacío o trivial. Solo puedo comprenderme a través de los sucesos internos.”

"Aquellos que no aprenden nada de los hechos desagradables de la vida fuerzan a la conciencia cósmica a que los reproduzca tantas veces como sea necesario para aprender lo que enseña el drama de lo sucedido. Lo que niegas te somete; lo que aceptas te transforma."

"Un hombre que no haya pasado por el infierno de sus pasiones no las habrá dominado todavía. Las pasiones se encuentran entonces en la casa contigua y, sin que él lo advierta, puede surgir una llama y pasar a su propia casa. En cuanto uno se abandona demasiado, se posterga o casi se olvida, existe la posibilidad y el peligro de que lo abandonado o pospuesto vuelva con redoblada fuerza."

C.G. Jung


domingo, 4 de mayo de 2014

Mendiga Voz




Y aún me atrevo a amar
el sonido de la luz en una hora muerta,
el color del tiempo en un muro abandonado.

En mi mirada lo he perdido todo.
Es tan lejos pedir. Tan cerca saber que no hay.

Alejandra Pizarnik


Los Napoleones del fin de semana

  Hay un brillo inquietante en sus ojos cuando acuden cada sábado a la cita. Llegan uno tras otro, casi furtivamente, con sus cajas y reglam...